Pasaron los días y todo seguía igual. Osea mal. Nico y Will no se hablaban y el aspecto de ambos se iba marchitando tal fruta al aire, hasta el punto que ambos tenían grandes ojeras bajo los ojos, las mejillas rojas mojadas por las lágrimas y la piel cada vez más pálida. Era evidente que necesitaban de la presencia del otro para sobrevivir, pero ambos eran igual de cabezotas y ninguno daba el primer paso.
Nico no salía de su cabaña desde hacía varias semanas, y se la pasaba llorando hasta la madrugada, espertaba con lágrimas y apenas comía. Percy, como buen amigo, había ido dejando bandejas con comida frente a su puerta, pero aveces al pasar veía que Nico ni siquiera se había molestado en coger la comida.
Hoy cuando despertó, tampoco se digno a ir a recoger la comida que sabía esperaba en su puerta. Fue deambulando como zombie hasta el baño y apoyó sus manos en el lavabo, sin atreverse a mirar su propio refejo, temeroso de lo que fuese a encontrar. Sabía que en el fondo todo era culpa suya. Will había confiado en él, le había intentando proteger de otros campistas que se metían con él, pero después de todo, había sido él mismo quien se había dañado.
Tanto Percy como sus propios amigos o incluso algunos de Will habían intentado ir a visitarle para decirle que fuese a disculparse, pero seguía sin hacerlo.
Justo en ese momento, alguien tocó su puerta.
-Nico – era Percy, de nuevo – Nico, tenemos que hablar. En serio.
Si Percy va en serio es que es grave, pensó. Se lavó la cara para no tener tan mal aspecto y fue a abrir la puerta. Percy se escabulló dentro y se sentó en su cama.
-Dioses, Nico – masculló Percy al ver el aspecto de su amigo. Había adelgazado varios kilos y las sombras que la luz de Will había conseguido disipar, habían vuelto para llevárselo en cualquier momento.
-Por favor no digas nada – murmuró Nico y se sentó al lado de su amigo.
-Mañana vienen Hazel y Reyna al campamento – le informó.
Nico suspiró y bajó la cabeza. Como su hermana y su mejor amiga le viesen así, le matarían.
-No puedes seguir así, pues no solo te haces daño a ti, sino también a tus amigos, a tu novio y a todos a los que nos importas. Y no me quiero ni imaginar lo que pensarán Hazel y Reyna como te vean así.
Nico se levantó de la cama y caminó de un lado a otro nervioso. Luego volvió a costarse encogido y se tapó la cara con la almohada que sirvió para ahogar sus sollozos.
Percy se acercó a él y le puso una mano en el hombro.
-Sé que te duele, sé que amabas a Will, pero...
-Que amo.
-Que amas – se corrigió Percy –. Pero tienes que hacer algo. No voy a permitir que sigas así, o te acabarás autodestruyendo.
-Pero no puedo... no sin él.
Mientras tanto, en la Cabaña 7...
-Sigue durmiendo – susurró Austin viendo a su hermano Will acostado en la cama, con lágrimas secas en el rostro y las manos aferradas a la sábana descargando toda su ira aún en sueños –. ¿Le despierto?
-Déjamelo a mí – dijo Kayla.
-Vale, pero hazlo con cuidado, cariño y amor. Está chiquito, hay que cuidarlo.
Kay se aproximó a su hermano y le quitó un mechón rubio de la cara. Cogió la almohada llena de lágrimas y la colocó tras su hombro.
-¡DESPIERTA! – y la almohada fue a parar al rostro de Will, que no tardó en despertar.
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ONE-SHOTS SOLANGELO
FanfictionCientos de ideas por escribir sobre esta hermosa pareja. SOLANGELO. Todos los derechos reservados. #3 en Solangelo 10/12/20