Capítulo 8

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Ya era sábado, lo cual significaba que era el cumpleaños de Harry. Ginny aun no dejaba de pensar en lo que había dicho el día anterior y la reacción de Harry. Era como si los dos estuvieran asustados al aceptar que tenían un hijo en común. Ella siempre trataba de poner una barrera entre ellos diciendo, una y otra vez, que el bebé era únicamente de ella. Pero el día anterior, abrió un poco esa barrera ¿Qué iba a pasar ahora? Desde que salió de la oficina de Harry, ya no lo volvió a ver, pero era obvio que lo vería en la fiesta.

La celebración se llevaría a cabo en la mansión de Sirius, ahí es donde se celebraban las fiestas desde que Harry había derrotado a Voldemort. Todo era muy elegante y Sirius no escatimaba en los gastos para la fiesta de su ahijado. Aunque para él también fueran de lo más aburridas, pero eso jamás se lo diría a Lily.

Ginny no tenía idea de que le podría regalar a Harry por su cumpleaños, él ya tenía todo prácticamente. Así que, durante toda la mañana se dedico a buscar un regalo especial. Pero para la hora de la comida, aun seguía sin encontrar nada. No se atrevía a llegar a la fiesta sin un regalo. Sabía por Lily que Harry siempre recibía regalos muy valiosos, como relojes costosos, carteras importadas, libros de ediciones especiales, reliquias familiares...

— Reliquias – exclamó sentada frente a la heladería de Florean Fortescue en el Callejón Diagon.

Lily le había platicado que el cuento que más le gustaba a Harry de niño, era el cuento de los tres hermanos de Beedle el Bardo. Así que se levantó con su cono de vainilla y se dirigió a comprar lo que tenia en mente.

Harry se arreglaba la corbata frente al espejo. Otro cumpleaños en medio de una fiesta, debería de sentirse feliz porque la mayoría de sus cumpleaños habían sido celebrados únicamente con un pastel y muchos entrenamientos.

No había dejado de pensar en Ginny. Desde que la había encontrado embarazada quería que ella aceptara que él era el padre de su hijo, y lo que había ocurrido el día anterior, lo dejó sin habla. Lo cierto es que le había encantado como había sonado de sus labios el "tu hijo".

— Harry – entró Lily sin tocar – Ginny aun no ha llegado.

— ¿Le diste bien la dirección?

— Claro que se la di bien ¿Y si le paso algo? – Le dijo preocupada – ve por ella, por favor.

— Me dijo que hoy tenía algo que hacer y después iría a casa de sus padres. No te preocupes, ya llegará.

— ¿Tu conoces a sus padres?

— No. Al parecer no quieren conocerme – mintió – porque embaracé a su única hija.

— Deberías presentarte y decirles que te vas a hacer responsable.

— Ginny me dijo que les diéramos tiempo – volvió a mentir – ella me dirá cuando es que me tengo que presentar ante ellos.

— Lily, ya llegó Ginny – le dijo James.

— ¡Excelente! Vas a ver lo hermosa que se ve con el vestido que le compré – le dijo a Harry.

Y Harry le dio toda la razón a su madre. Mientras bajaba la lujosa escalera de la mansión Black, veía a Ginny saludar a las personas a quienes Lily les presentaba. Se veía increíblemente hermosa con su vestido de maternidad.

Ginny vio de lejos a Harry quien platicaba con unos adultos que no conocía. En realidad, a la mayoría solamente los había conocido por libros o periódicos. Pudo darse cuenta que había unos cuantos jóvenes, pero todos igual de bien portados que sus padres o tíos, o tal vez abuelos.

Se acercó a la mesa de aperitivos, la verdad es que todo lo que había comido le parecía delicioso, así que cada vez que Lily la soltaba para revisar algo de la fiesta, aprovechaba para comer algo.

¿Te utilizo, Te necesito?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora