Mientras Alisha se quedaba merodeando la biblioteca del Alfa Ancel, éste y Dante se dirigían a las mazmorras subterráneas en busca de información por parte del prisionero.
Pará llegar a las mazmorras debían ir a la oficina del Alfa, ahí encontrarían una puerta oculta tras el librero, luego bajarían unas escaleras hasta el subsuelo. Habían 3 niveles bajo tierra. El primero era para los lobos más débiles y jovenes, aquellos rebeldes que merecían un castigo menor y que eran de la manada. En el segundo estaban aquellos que no eran de la manada y debían ser interrogados pero no castigados. En el tercero y último estaban aquellas calamidades, seres salvaje y malvados. Un claro ejemplo era un rogué que había perdido el sentido de su humanidad, o una bruja oscura que habían capturado hace ya mucho tiempo.
Ellos irían al segundo.
Ancel caminaba con seguridad por aquel piso, Dante sin embargo miraba todo con curiosidad. Habían personas que lamentaba estar ahí, aunque la comodidad era clara. Tenían una cama, un baño y una pequeña mesa donde comer. Después de todo ese no era sitio de tortura. Ahí se les alimentaba y se le daban ropas abrigadas.
En el tercer piso esa bastante diferente. Pero hablaremos de él más adelante.
El prisionero estaba en una celda igual a las demás, y éste sentado en la cama. Se levantó apenas sintió los pasos ya que el olor no lo podía sentir. Era un beta y ellos no sienten aromas, de hecho tampoco se transformaban completamente, quedan en una mezcla entre humano y bestia, eran lo más parecido a un humano en cuanto a sus sentidos.
- Alfa Ancel - El susodicho miró curioso a el chico. Porque si, no parecía superar los 19 años. Y su olor no demostraba alguien maduro como aquellos que a pesar de verse jóvenes la edad los superaba con grandeza. Definitivamente su lobo y el tenían 19 años.
El muchacho se arrodilló con respeto. Con un pie de punta, una rodilla al suelo, un brazo hacia atrás, el otro cruzado en el pecho y la cabeza gacha. Sus acciones por otro lado si que parecían antiguos, por lo que se podía deducir que pertenecía a la manada de la corona. Ya que sólo ellos acostumbraban aún llevar la etiqueta con la cual comenzó todo hace tantos siglos. Esa clase de respeto era excesiva.
- tengo algunas preguntas. Y quiero que contestes con la verdad muchacho. - Ancel lo miró
El chico solo asintió.
- ¿Cuál es el motivo de tu visita?
- El rey. - Ambos hombres vieron el odio correr por los ojos del niño. Al parecer la etiqueta era solo por el invitado de Ancel, el niño creía que era enemigo o podía ser un aliado del Rey. De esos que lo siguen aún siendo desamparados.
- ¿Darrel? ¿Que necesita? - Ancel cruzó los brazos y se apoyó contra la pared de la celda. El rey no mandaba buscar a nadie con un mensajero a menos que sea importante, acostumbraba enviar cartas.
- Mi gran rey ah dicho que.. - El chico parecía guardar toda la hostilidad en su pecho. Con la mirada al suelo avergonzado de decir esas palabras tan asquerosas.
Sin embargo agradeció las siguientes.
- Puedes dejar el protocolo de lado. Ambos sabemos que Darrel no es ningún gran rey. Estamos en confianza. Necesito información de lo que pasa en la corona igualmente si es que puedes dármela. - El chico parecía ser muy cercano a Darrel como para que lo envié a dar un mensaje. Lástima que el chico le guardaba respeto supercificialmente.
- Bien. Lo sé. Voy a ser sincero. El alfa Darrel solicita su precencia en la corona. Tiene que discutir algunas cosas con usted. - El chico relajó cada uno de sus músculos. Y se sentó en la camilla.
- ¿Qué clase de cosas?
- El se enteró de alguna forma que el heredero natural de la corona, aquel que nadie conoce, pero en el cual todos guardamos esperanza esta vivo. Eso todos lo sabemos. Pero lo que él no sabía, era que había otro heredero, un sucesor al igual natural. Lo dijeron las brujas oscuras. Un niño. Un varón sano y fuerte que el Alfa Daniel y antiguo rey escondió en alguna parte, criado por una bruja que lo traicionó y robó al niño. Se suponía que debía ayudarlo a nacer, pero se enamoró de la inocencia del bebé y lo robó. - Dijo el niño con los ojos brillosos. Se notaba aquella esperanza que tenía.
- No entoy entendiendo nada. ¿De dónde pudo salir un niño heredero natural al trono? - Se preguntó internamente. Daniel no tenía ningún otro hijo aparte de Dante y este al igual no tenía herederos. La madre de Dante no sería capaz de traicionar con otro hombre a Daniel y viceversa. No entendía nada. A menos que... - ¿Y cuál es la razón por la cual Darrel solicita verme?
- Aquí es donde esta la cuestión. El niño es hijo del heredero perdido. Es el nieto del alfa Daniel. Nadie sabe quiénes son esos dos pero ahora todos tenemos más esperanzas que nunca. - Y Ancel lo sabía. El niño debía ser hijo de Dante. Ancel estaba preocupado por su amigo, enterarse de algo así no debía ser bueno y menos saberlo por otra persona. Bueno, él arreglaría las cosas con Alisha, pero antes hablaría con él para calmarlo un poco. Esperaba que el shock fuera suficiente para dejarlo parado ahí, exactamente como estaba cuando entraron. - El alfa Darrel se enteró que usted está guardando a un desconocido en sus tierras y sabe muy bien mi señor que los rougues no son permitidos en ninguna manada a menos que lo acepte como un igual. Y yo no huelo que sea parte de su manada, ni de ninguna otra para ser franco. Es mi deber informar esto, pero..
-Tengo mis razones para tenerlo aquí y para no marcarlo con el olor de mi manada. Pronto se sabrá lo que mi estimado amigo vino a hacer a estas tierras. Solo guarda fe amigo mío. Pronto acabarán las tragedias que él idiota de Darrel a estado haciendo. Te pido que no informes esto. Yo hablaré con el personalmente en 10 días.
- eso espero. Pero... Alfa Ancel, ¿Usted conoce al heredero? ¿A alguno de los dos? - Cómo decía los ojitos se le llenaron de esperanza.
- El está... - Al mirar hacia dónde se suponía debía estar Dante habia un vacío. ¡Se había ido! Ancel estaba tan distraído en sus pensamientos que no sintió cuando él olor desapareció y hasta donde había escuchado.- ¡Carajo! Sal si quieres. Dile a mis guardias que tienes la palabra de Alcel para salir.
El alfa asiático salió corriendo preocupado tras su amigo antes de que cometiera una locura.
-eh, entiendo.
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De rodillas
RomanceAlisha... Alisha, por favor. Tu sabes que estoy... - Su voz ronca, el aire caliente saliendo de su boca pegando directamente en mi oído, sus palabras llendo directamente a mi coño. Sus manos recorriendo mi cintura y agarrando firmemente mi trasero m...