Seis

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Dante:

Estaba un poco intrigado.
Joder Alisha. ¿Porque me haces esto? Doy vueltas y vueltas como León enjaulado por la habitación, esperando el momento en que ella llegue y me explique quién mierda es Daniel. ¡Es que no lo aguanto! No aguanto los celos que me provoca saber que mi mujer está con otro hombre. Se que la he cagado y que no merezco estar a su lado, pero mi lado animal me suplica ir tras ella y romperle la cara al hijo de puta que quiere robar el corazón de mi chica.

¿Acaso no podía simplemente quedarse en casa y dejar a ese tipo tirado en su cita? ¿acaso era tan importante? ¿acaso yo no soy importante?

No idiota.

Ella misma lo ha dicho no eres nadie, desde el momento en que la has dejado no tienes derecho a saber de su vida. ¡Maldición! sé que no tengo derecho, pero no puedo evitarlo. Ella es mi vida y no puedo dejar de preocuparme por su bienestar y su bienestar está conmigo

Soy un egoísta, pero con ella ¿quien no lo sería?

~°~°~

*más tarde*

Medio acostado en el sillón de mi madrina, la cual por cierto salió con sus amigas y dijo que regresaría tarde, pienso.

Estoy enojado. No. Más que eso. Furioso. Mi lobo desea salir y sacarle la cabeza al imbecil que se atrevió a dejar en estado a ¡mi mujer! Se que estuvo mal, que no debí hacerlo. Pero mientras nadie estaba en casa me metí en el cuarto de Alisha ¿que encuentro? Unos zapatitos, unos zapatitos de bebe. Juro que deseaba dejarlo así y preguntarle a ella. Pero mi lobo no me lo permitió y me ordenó buscar más. Encontré una ecografia.

Escucho las llaves tintinear en la puerta y guiado por el enojo que me causa todo esto cierro con fuerza la puerta luego de que ella entrará y sin más la acorralo contra la esquina más cercana sin causarle mas daño que el de mi mano en sus muñecas.

- ¿Dónde estabas Alisha? - trato de que mi voz salga los más calmada posible aunque me es casi imposible.

- ¿Que? - Ella me ve confundida. Pestañea varias veces y luego en sus ojos se ve el enojo - Sueltame.

- No, quiero que ne digas donde estabas y con quien. - Un repentino deseo me recorre al ver como traga saliva y se muerde el labio con burla. Esa mirada me recuerda tantos momentos en su habitación.

Hace tanto que no la hago mía.

- No tengo porque decirte nada. - Su chuleria como hace mucho tiempo, me enciende de una manera fugaz. Había olvidado esta sensación. Pero aún sigo enojado.

- ¡si tienes! Claro que tienes. - movido por el momento dejo que mis deseos salgan a la luz -¿Acaso soy tan fácil de olvidar? Ya olvidaste mis caricias ¿no Alisha? - Con salvajismo subo sus dos manos por arriba de su cabeza, las sujeto con firmeza con una mano y con la otra toco su mejilla. Acerco mi rostro sintiendo lo agitada que está su respiración. Acaricio su mejilla, con mi pulgar en su labio abro un poco un boca dejando salir un suspiro de la mía. - Como mis manos recorrían tu cuerpo y mis labios besaban tu boca mientras trataba de esconder tus suspiros y la forma tan caliente en la que gemias mi nombre. Yo no Alisha. - Mi mano baja desde su boca pasando por su cuello y luego lentamente dibujo una línea imaginaria por entre sus pechos callendo mi mano en el borde de su pantalón. Todo mientras observo sus ahora oscurecido ojos.

Esta sonrojada y su palpitar es errático. Deseo ser yo quien muerda ese labio. Suelto lentamente sus manos y con las mías sujeto su rostro.

- Déjame besarte Alisha. - Me acerco poco a poco hasta rosar nuestras bocas, veo el deseo y la indesicion en su mirada. Miro sus labios y ella los míos. Tomaré eso como un azlo. Con un surpiro saliendo de mi boca choco mis labios con los suyos comenzando un baile de caricias y una explosión en mi pecho. Ella pasa sus manos por encima de mi cuello e intensifica el beso.

Meto una de mis manos en su cabello y sin dejar que se aleje muerdo su belfo provocando en ella un pequeño gemido que le da entrada a mi lengua. Los sonidos que salen de su boca no hacen otra cosa que exitarme.

Al ella ser más pequeña debo hagachar mi cabeza, asique la levanto del trasero y ella por impulso coloca sus piernas alrededor de mi cadera, la pego más a la pared. Un gruñido de gusto sale de mi boca al sentir mi sexo chocar con el suyo.

Mientras la beso muevo mis caderas contra su entrada. Los dos soltamos gemidos al sentir tal acción. Aprieto su trasero con mis manos acercandola a mi polla y creando un movimiento aún mayor. Soltandome un poco de ella llevo mis caricias a su cintura, llegando a mi destino aprieto su pecho izquierdo con delicadeza por fuera del brasier.

Me separo de ella con rapidez al oír un auto estacionarse y luego el conocido sonido del timbre por toda la casa. Bajo a Alisha para verla correr por las escaleras y encerrarse en su habitación.

Aún confundido y con una erección de los mil demonios voy a habrir la puerta, no sin antes acomodar mi problema en los pantalones.

- Hola cariño.

- Hola madrina. - Le beso la megilla y cierro la puerta cuando entra.

- ¿Que tal estuvo tu tarde? ¿Ali ya llegó? - Deja unas bolsas con mercadería en la despensa.

-Si tía llegó hace un rato, esta en su cuarto ahora mismo. - Respondo mientras ayudo a acomodar todo.

- ah. No vino con Danielle al parecer. - Me molesto sobremanera al imaginar que ese imbecil sea el idiota que embarazó a Alisha. Hace un momento se me olvido preguntarle pero luego lo haré.

- A llegado sola. - Respondo en un gruñido poco perceptible.

-Lo sé -ríe- si Danielle hubiese estado aquí estaría cocinando la cena. Es una muy buena muchacha. - Me paralizo. ¡Daniel es mujer!

Alisha:

¿Como puedo ser tan idiota? Volví a caer en sus brazo ¡Maldición! Golpeó mi frente con la palma de mi mano y una lagrima sale de mi ojo.

Me odio por haber permitido ese beso y lo que paso después. Pero me odio más porque me sentí viva, sentí mi corazón palpitar de la misma manera que hace mucho tiempo. El tiempo en el que lo amaba.

De rodillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora