Ocho

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El camino a casa jamás se me había hecho tan pesado. Sentía tanta tristeza. Me negaba a la sola idea de mi inesperada futura soledad. Porque aunque no quisiera admitirlo estaba completamente sola en un mundo de lobos, y a mi parecer yo era la oveja más apetecible para servir de ofrenda al lobo que era la vida. Desde un principio supe que sin mis padres estaría perdida. Mis familiares por parte de papá no me aceptaban, mamá no tenía familia a la cual encargarme y yo era lo suficientemente retraída desde pequeña. ¡Por dios! Tampoco tengo un novio al cual poder decir que me acompañe en todo momento. Mi mejor amiga Danielle tiene sus propios problemas y odio con toda mi alma que vean mi debilidad. Soy demasiado terca y orgullosa para eso.

-Me quedaré sola. - susurro. Como si saliera del fondo de mi alma, suelto un gran suspiro. Creo que puedo aceptar esto, mamá se iría y yo... Y yo tengo un trabajo y una casa donde dormir. Ella estaría bien, es una buena persona. Descansará al fin y sin dolor.

- No eres la única que estará sola Alisha. Solo debes tener la capacidad de entender los pensamientos de los demás. Tu madre... ¿No crees que sufrió lo suficiente en el pasado como para que ahora desee solo descansar? No creo que se esté rindiendo. Solo esta aceptando lo que es capaz de lograr o no. Debes ver que ella está calmada, tiene miedo, si, pero esta calmada. No le des más inseguridad que la suya propia. Alisha, yo también tengo miedo. Perdí a papá igual que tu y mi madre también se ah ido. La única que me quedaba era tu madre. Pero te diré algo que necesitas escuchar en este momento. Me tienes a mi para lo que necesites, a pesar del odio que puedas tenerme. - me mira con una sonrisa.

Lo pensé por un momento. Dante tiene razón. Tenía 17 años cuando su padre desapareció del mapa, nadie sabe porque o como. El un día cualquiera sin aviso desapareció sin decir nada. La madre de Dante siempre pensó que fue secuestrado, pero Dante, lleno de rencor hacia su progenitor, pensó que sólo corrió de su responsabilidad como un cobarde.

(desde aquí en adelante comenzaré a narrar yo la historia, no los personajes)

Muy en el fondo, aunque se mostraba calmado, Dante tenía miedo. Su madrina se llevaba una carga muy grande a su tumba y aunque la ubiera compartido con el, le había pedido guardarlo tal y como lo había hecho ella. Y sentía curiosidad. Si, mucha curiosidad. Su madrina le dijo que sabía su secreto porque ella guardaba el mismo. Tal parece que sabía que el padre de Dante era un cambia forma y de donde venía.

Es bien sabido que todos los lobos tienen una manada. ¿Por qué el no tenía una? Según su madrina, el padre de Dante encontró a su alma gemela, su mate, en una felina sangre pura, de la cual se enamoro y embarazó luego de cortejarla.

Su manada era una tan fuerte y poderosa como antigua.
El alfa de esa manada no veía bien el entrelazamiento de especies y le convenía más sacrificarlas. Esa fue la razón por la que el padre de Dante escapó apenas se enteró de su primogenie. Buscando un lugar seguro entre los humanos y guardando el secreto, pensando y guardando esperanzas de que Dante no naciera mestizo, oh que por algún milagro de la Diosa luna su hijo no tuviera gen cambiante, tal vez un omega o un beta. Cual fue su sorpresa al ver que su hijo se reveló como un alfa a muy temprana edad como un mestizo pura sangre, dándole a entender que no podría ocultar su secreto por mucho tiempo.

Por los pensamientos de Dante pasaban una y mil escenas de la desaparición de su padre. ¿Y si no se fue por su propio pie? ¿Si el alfa se entero y mandó a torturarlo y matarlo? ¿Y si aún vivía?.

No, definitivamente no estaba nada calmado.

Luego estaba el hecho del casi embarazo de su mujer. No entendía la tristeza de su lobo, el cual por cierto, en contra de los actos de Dante había dejado de hablarle y revelarse, parecía casi inexistente. Pero ahí estaba, triste, aunque aún sin hablarle. Era muy cierto que sentía conexión con su lobo y esperaba que con la presencia de su mate eso cambiará.

De rodillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora