Sala de reuniones 24
17:21 Pm.
Sesión 1.- Bien, buenos días a todos, empecemos la reunión de los viernes. - dijo el hombre de avanzada edad mientras sacaba un viejo cuaderno azul con años de apuntes que hoy también le serían de utilidad.
- Me gustaría pedir a los nuevos que se presenten. - añadió viendo la tensión de su grupo, previamente situado haciendo un círculo en medio de la sala.
Una chica de ojos claros y un largo pelo negro se levantó tímida y saludando con un gesto a los presentes.
- Mi nombre es Katherine...y...y soy adicta a la heroína desde los 17 años. - la chica se sentó rápido recibiendo un par de saludos y sonrisas por parte de los asistentes. El segundo en dar el paso fue un joven, más bien bajito, con el pelo negro y un largo flequillo que caía sutilmente por un lado de su cara. Sonrió seguro de lo que iba a decir y parpadeó un par de veces, enamorando a los presentes con sus ojos avellanas.
- Mi nombre es Frank, Frank Iero y soy adicto al sexo desde... Hmm...creo que siempre. Mi novio me ha dejado por eso y bueno...em...es igual. - rió y se sentó, no sin antes guiñarle un ojo al pelirrojo del otro lado de la sala. Éste se levantó, viendo que era el último que quedaba.
- Emm... Mi...Mi nombre es Gerard y soy adicto al alcohol, la cocaína, el sexo, los antidepresivos, el tabaco, café, la heroína creo que también... - empezó a contar con sus dedos ante el asombro de los presentes.
-... Bien, Gerard. - cortó el organizador del evento. -... Creo que ya nos hemos enterado. - sonrió y el pelirrojo se sentó algo confundido.
Maldeció por dentro el día en el que su hermano le apuntó a tal reunión.
(...)
Gerard:
Estaba en la puerta porque tenía que encontrarlo. Era una necesidad, una más allá de las adicciones, aunque mentiría si dijera que no me produce un sentimiento parecido.
Me centré en como iba vestido, y vivía con la ilusión de que le encontraría saliendo de la sala para poder hablarle.
Que pelo.
Que ojos.
Que cuerpo.
...y esos tatuajes.
Miré a todos lados viendo salir a los demás compañeros, pero ni rastro de él.
- Camiseta de misfits, camiseta de misfits. Céntrate Gerard, tiene que estar aquí... - me repetía mirando a los lados. -... Camiseta de misfits... ¿Dónde estás?
- Detrás de ti. - rió con su ronca voz. Me giré y gracias al Señor ahí estaba él, con todo su jodido resplandor. Un cúmulo de nervios me consumía, y más después de ser pillado buscándolo con tanta ansiedad.
Intentando vencer todos mis miedos, todos esos pensamientos suicidas de que alguien como él nunca se fijaría en alguien como yo.
- Ho...hola. - saludé algo incómodo. No debería ser difícil, al fin y al cabo era adicto al sexo.
- ¿Me buscabas? - asentí lentamente con una leve sonrisa. - ¿Para...? - siguió. Medité mi siguiente jugada. Si hacia bien la táctica esa noche incluso metería un gol.
- Hoy toca Misfits en la ciudad. - la excusa perfecta.
Él reía.
- Obviamente, como todos los viernes, esto es Nueva Jersey Gerard... - oh claro. Como no sabía donde estaba. Pero tenía razón, con orgullo diré que tenemos una bien desarrollada escena punk y los conciertos llueven todos los fines de semana.