Extraños

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Gerard miró a todos lados comprobando que no les seguían, se sentía tan malditamente avergonzado de ir a ese estúpido club que sus ganas de ahogar a Ray en su propia sangre aumentaban a medida que se acercaba al lugar. Volvió a mirar al mayor de manera suplicante, éste solo le ofreció una cálida sonrisa y movió rápidamente sus cejas de arriba abajo cuando el nombre del local brilló ante ellos. Un enorme letrero en rosa y azul iluminaba prácticamente toda la calle, atrayendo la mirada de muchos. Las puertas estaban cerradas por fuera, y frente a ellas, parado un enorme tipo, vestido de negro y con unas gafas de sol a pesar de ser de noche.

"Ray, no me hagas esto..." murmuró el pelinegro tirándole de la manga de la oscura camisa, tratando de hacerle cambiar la dirección de su paso.

"Vamos Gerard, lo pasarás bien." dijo parándose a pocos metros de la entrada y girandose hacía a Gerard para quedar de frente, con sus manos sobre los hombros del otro. "Necesitas conocer gente..." añadió fijando su mirada en la esmeralda, esta parecía tener una chispa de miedo rondando inquieta. El chico tragó saliva, sabiendo que su mejor amigo tenía toda la razón del mundo. Y es que con el cúmulo de proyectos que tenía encima, casi no tenía tiempo de salir de casa. Todo lo que tenia en el mundo era a su hermano menor y su mejor amigo, a partir de allí, todo lo demás era trabajo. En realidad no le importaba, pero en realidad sí, por eso se había decidido a salir una noche con Ray.

Pero quizás esto fuera demasiado para un novato en el tema.

Gerard ojeó el nombre del local y suspiró ansiado.

Deadlight.

"Mira... No tienes porque ligar con nadie..." susurró Ray cuando se encontraban a pocos metros de la pequeña cola que se había formado frente al establecimiento, la enérgica música se oía hasta afuera.

"¿No tengo?"

"No..." rió el afro palmando varias veces la espalda de su amigo. "Ya vendrán ellos..." añadió con una malvada sonrisa, sabiendo que eso pondría todavía más los pelos de punta a Gerard.

"¡No voy a entrar!" gritó, dando unos pasos hacía el sentido contrario. Ya se estaba alejando, ya casi era libre cuando una mano se posó en su antebrazo, haciéndole girar bruscamente.

Al darse la vuelta, su mundo pareció ponerse del revés junto a él. En frente, tenía a un bajito tipo de oscuros ojos, de esos que parecen ocultar miles de secretos y tesoros. Su pelo, teñido de un radiante rubio a los lados y un carbonizado negro en el centro le daba un toque rebelde, a pesar de su infantil rostro. Gerard desvió la mirada hasta los rosados labios, decorados con un pendiente en forma de anilla en uno de los lados, al igual que en su perfectamente moldeada nariz.

"Eh, tío, ¿Estás bien?" murmuró el chico con ruda voz, agitando su mano frente al rostro del pálido Gerard. Éste pareció salir de su trance y sonrió, asintiendo deprisa.

"Te estaba preguntando si tenias un mechero..." dijo algo tímido, sintiendo que estaba incomodando al extraño frente a él.

"Umm..." Gerard parpadeó deprisa, asimilando la información con suma lentitud. "Sí... Creo..." susurró empezando a manosear sus bolsillos traseros hasta dar con el rojo mechero y extenderselo al joven.

"Menos mal." rió tomándolo unos instantes y prendiendo su cigarrillo, tirando involuntariamente todo el humo en la cara del mayor. Gerard cerró los ojos, aspirando el aroma, sintiendo sus ganas de fumar aumentar bastante. Y eso que lo iba a dejar...

"Bueno, nos vemos dentro, guapo." dijo Frank devolviendole el mechero a Gerard, quién seguía estático en su sitio sin poder hacer nada coherente. Asintió viendo al bajito irse hacía el club y perderse en su interior después de saludar efusivamente al tipo de seguridad.

Oneshots\Imaginas -Frerarđ-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora