(Avisos: Drogas, violencia, sexo, muerte de un personaje, cómics, erecciones... Lo de siempre.)
La noche es un beso infinito de las tinieblas infinitas.
Todo se funde en ese beso,
todo arde en esos labios sin límites,
y el nombre y la memoria
son un poco de ceniza y olvido
en esa entraña que sueña.
Él marcha solo, infatigable,
encarcelado en su infinito,
como un solitario pensamiento, o
como un fantasma que busca un cuerpo...
Me encontraba caminando por la calle con mi mejor amigo Bert precisamente el día de su cumpleaños. El ojiazul había insistido en entrar en la tienda de cómics, ya que lo que él quería para su cumpleaños era que yo le comprarse uno de sus cómics de Batman favoritos, o incluso un par. Debo admitir que era muy amable por su parte decirme cuál es el regalo perfecto para sus 16 y así no tener que pensar en que regalarle. Caminamos un rato más, hasta pararnos frente a una tienda pintada de color azul, parecía un lugar bastante grande y desde fuera podía verse el coloreado interior de las portadas de los diferentes ejemplares. El rostro del pelinegro se iluminó, por lo visto habían traído nuevos cómics a la tienda y los quería comprar todos. Suspiré algo preocupado, ya que el regalo lo iba a pagar yo y tenía sospechas de que Bert se iba a llevar toda la tienda consigo. Entramos en el lugar, yo metí mis manos en los bolsillos y con expresión tímida miré al dependiente de castaños mechones, este me sonrió antes de dirigirse a Bert, saludandole con un efusivo abrazo. El ojiazul agradeció cuando el chico le dió el feliz cumpleaños y a continuación comenzó a hojear entre los diferentes ejemplares de cómics. Volví a recorrer el lugar con la mirada, mentiría si dijese que entendía algo de toda aquella mierda que se vendía en los diversos escaparates. Cogí uno de los finos libros, en la portada se encontraba una especie de hombre lobo con extrañas garras saliendo de sus nudillos, lo abrí por una página cualquiera mientras veía a Bert hablado con ese tal Mikey, o al menos asi lo había estado llamando durante los últimos diez minutos. Pasé un par de páginas más y finalmente lo dejé en su lugar, llegando a la conclusión de que realmente los libros de Harry Potter me parecían bastante más interesantes que eso. De pronto sentí una presencia a mi lado izquierdo y un aliento chocar contra mi oreja, a continuación una dulce voz llegó hasta hacer vibrar mis tímpanos.
"¿Cuál es tu favorito?" preguntó el chico de largo pelo negro, sus ojos eran de un color verdoso, daba la sensación de que podía enamorarte al instante. Dí un paso hacia atrás, sintiendo que el sujeto que tenía delante estaba invadiendo mi espacio personal. Dejé escapar el aire lentamente y sonreí sintiendo como mis mejillas tomaban color.
"Me gustan muchos... Es imposible elegir uno." mentí, en realidad nunca había leído ni un cómic y no tenía ni puta idea de que personajes había, o que editoriales existian, en serio, no tenía ni idea de nada, por lo tanto esperaba que el chico no hiciera más preguntas sobre el tema.
"Tienes pinta de que te gusta Batman." río cogiendo uno de los ejemplares de la estantería y extendiendolo hacía a mí. Miré la esquina derecha, donde lucía en color rojo que era la edición número 13. La verdad es que no sabía que responder ni que hacer, simplemente cogí el libro y sonreí de estúpida manera.
"Gracias, pero no." dije y devolví el cómic a su lugar, el chico pareció no darse por vencido y cogió otro de la parte derecha del mismo estante.
"Spiderman, a todos les gusta Spiderman." miré al rojo superhéroe que había en la portada y fruncí el ceño, moviendo la cabeza en gesto de negación. En realidad había oído hablar sobre Spiderman, pero realmente nunca me había interesado demasiado, ni él, ni todo aquel dichoso mundo de ciencia ficción.
"Tengo aracnofobia." dejé el cómic en su lugar y elevé las comisuras de mis labios en una sonrisa. El chico pareció entristecer con mi decisión, haciéndome sentir bastante mal, por lo tanto decidí darle otra oportunidad.
