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No sé en donde estoy. 

Tengo frío, demasiado frío. 

Quiero abrir los ojos, pero algo me lo impide. Siento la necesidad de gritar, pero mi boca está sellada.

Hay muchos murmullos a mi alrededor, muchas voces gritan mi nombre.  Hay una voz en particular que me dice que no despierte, que el mundo de allá afuera es cruel. Pero, a la vez, gritando más fuerte, hay otra que me obliga a abrir los ojos. 

"¡El mundo te necesita". 

Unos ojos ámbar aparecen en mi mente, me miran con furia y desesperados. Pero esa imagen pronto desaparece, para ahora mostrarme unos ojos negros y demoniacos. 

"El mundo te ha puesto en este lugar. Él te ha abandonado". 

Un dolor en mi pecho aparece. 

Una pelea inicia en mi cabeza, haciendo que un zumbido empiece a aturdirme. 

Veo una película pasar por mi mente, una que muestra todos mis recuerdos. La imagen de una mujer sonriendome se queda congelada por mi un tiempo. 

Sus ojos grises están tristes, pero aún así me ofrece una sonrisa, en sus manos se encuentra un pequeño libro de cuentos. 

Mamá...

"¡Elena tienes que despertar!". 

¿Yo quiero despertar?

Me encuentro en un espacio totalmente blanco, en soledad. Nada ni nadie está aquí más que yo. Doy una vuelta sobre mi eje, esperando encontrar algo. Pero no hay nada. 

¿Dónde estoy?. 

—En el limbo—una voz demasiado familiar me eriza la piel—Pero no en dónde van todas las almas. Digamos que éste es especial. 

Mi oscuridad está enfrente de mi, con su típica vestimenta negra. Su gabardina está abierta, mostrando una parte de su pecho. 

—¿He muerto?—pregunté con la voz ronca, casi raspando mi garganta. 

—No, pero casi lo haces—otra voz se hace presente. Mi luz se ha colocado a mi lado—Usaste demasiada de tu energía. Apenas alcanzaste a crear un escudo para que el fuego no te tocara. 

Un jadeo escapó de mi boca mientras recordaba lo que había pasado en el campamento. Lo último que recordaba era la puerta de la nave cerrarse, después, sentí cómo mi mente se desconectaba de mi cuerpo. 

El poder que sentí aquella noche era indescriptible, aún podía sentir el cosquilleo en la punta de mis dedos. Mi mirada recorrió todo lo que pude de mi cuerpo, pude notar que la marca que me hizo el rayo aquella vez estaba era más notoria. No estaba rojiza cómo antes, parecía un lunar muy peculiar. 

Alcé la vista para toparme dos pares de ojos observándome atentos. Es la primera vez que tengo a ambos al frente, pudiendo observar sus ya muy claras diferencias. Mi oscuridad es ligeramente más delgado que mi luz, su piel blanquecina tiene un toque grisáceo a un lado de él. Por otro lado, veo que la pálida piel de mi luz, tiene un ligera brillo dorado a un lado de mi oscuridad.

Es un milagro que esté viva...

—Aún no tengo el privilegio de escoltarte a las tinieblas—dijo mi oscuridad con una sonrisa que dejaba a la vista sus colmillos. 

—¿Podrías callarte un segundo? Suficiente tengo con estar aguantando su nauseabundo olor—reprochó mi luz hacia él, mientras se acerba a mi. 

Sus ojos me miraron con un poco de calidez para después tomar mi mano y dejar un beso en ella. Miré confundida su acción, pero el sonrió sin mostrar los dientes. 

SOLA | BELLAMY B.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora