SOLA | BELLAMY B.

CAPÍTULO 22

—Elena—la voz de Clarke me sacó del escape mental en el que me estaba empezando a perder. Voltee a verla y ella me hizo un movimiento con la cabeza para que la siguiera—Hay que ir por Finn. 

Asentí con la cabeza y después me despedí de Octavia y Lincoln, dejando que este último pueda descansar aunque sea un poco. Me acerqué a Clarke y ambas empezamos a caminar hacia fuera de la enfermería. Noté que su madre había desaparecido dejándonos solos, y por el camino en el que nos estaba conduciendo la rubia me di cuenta que estábamos yendo hacia el exterior. Una vez que salimos de esa sección del Arca el frío viento de la noche nos golpeó con muy poca fuerza, pero la suficiente para hacer que los vellos de nuestros brazos se erizaran. Caminamos hasta acercarnos a Finn el cual estaba de pie mirando hacia las puertas del campamento. 

—Finn tienes que ir adentro, no es seguro que estés aquí afuera—le ordenó la rubia cuando estuvimos a su lado. 

Los gritos de guerra de los terrestres se hicieron escuchar por todo el campamento, algunas personas miraron horrorizadas hacia el lugar de donde provenían los gritos. 

—¡Sólo intentan asustarnos! ¡No les hagan caso!—gritó Bellamy hacia la multitud mientras apretaba con fuerza el rifle en sus manos. 

—Es obvio que están asustados, Bellamy. Jamás han visto a un terrestre en sus vidas—Clarke le contestó de forma tajante.

Entre la multitud de personas se hizo paso Abby con postura erguida y autoritaria. Se acercó a la puerta sin dirigirnos una mirada. 

—Abran la puerta—ordenó hacia los guardias los cuales acataron la orden, Abby se acercó a estas rápidamente. 

—¿Dónde está el chico?—preguntó un terrestre con voz grave, su rostro lleno de furia. 

—No lo vamos a entregar. Estamos listos para pelear si esas son las consecuencias—confesó Abby sin dudar en su respuesta. 

El terrestre que estaba a la derecha del que habló soltó un gruñido antes de hablar con mayor furia que el otro. Su mirada se cruzó con la mía por un momento. 

 —La chica—por el tono de voz que usó se dio a entender que no era una pregunta, sino una orden. 

—Tampoco la vamos a entregar. Los dos se quedan aquí—volvió a hablar con la misma seguridad la madre de Clarke. 

Los terrestres se miraron entre ellos antes de dar media vuelta con sus caballos e irse para perderse entre la oscuridad del bosque. Su partida no ocasionó otra cosa más que pánico entre las personas y una tensión demasiado asfixiante. 

—¡Veo movimiento en el bosque! ¡Atentos a disparar!—exclamó un guardia que tenía el rol de francotirador.

Varios guardias —y Bellamy— quitaron el seguro de sus armas y apuntaron hacia el mismo punto, atentos a cualquier ataque. Una figura salió de entre los árboles con ambos brazos alzados, mientras gritaba algo que conforme se iba acercando más entendible se hacía. 

—¡No disparen!—gritó la voz masculina extremadamente familiar—¡No disparen!

—Marcus—susurró Abby antes de ordenar que abrieran la puerta nuevamente para que el hombre pudiera ingresar al campamento. 

—Canciller—saludó él con un asentimiento de cabeza. La alegría de Abby no se podía disimular con nada. 

—Tenía miedo de no volver a verte—confesó Abby con un gran suspiro de alivio. 

—Tenía los mismos miedos. Es bueno ver este lugar nuevamente—dijo Kane antes de volver a una postura más seria—Tenemos que hablar. 

—Hay que ir  otro lugar, estar aquí no es seguro—contestó Abby empezando a caminar con todos nosotros siguiéndola.