CAPÍTULO 5

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—Esto tiene que ser una broma—dije azotando el cajón de los archiveros con fuerza, no había encontrado nada. 

Me encontraba en la biblioteca nuevamente, intentando encontrar las hojas faltantes del expediente de mi familia. Pero no había encontrado nada de mi utilidad, todos los demás sobres amarillos estaban sellados y no había nada escondido en los demás gabinetes. 

Lancé mi cabello hacia atrás cuando este empezaba a incomodarme en la cara, necesitaba atarlo urgentemente. La cabeza me dolía un poco y me sentía algo cansada, y la oscuridad de este lugar no ayudaba mucho. 

"La oscuridad es hermosa en todas sus formas, borreguita". 

Me puse de pie dispuesta a salir de la biblioteca, pues ya no tenía caso seguir ahí. Estaba por salir del pasillo cuando recordé algo en particular, voltee sobre mi hombro encontrando las tres grandes ventanas. 

Estaba por acercarme a ellas hasta que recordé las cámaras de lugar, tenía que deshacerme de ellas de una forma u otra.  Voltee hacia la primera cámara de forma discreta, cómo si estuviera buscando un libro. Miré hacia arriba del librero, encontrando lámparas que no alumbraban mucho. 

Sonreí inconscientemente, ya sabía que hacer. 

Cerré los ojos y me relajé, tomando una gran cantidad de aire para después soltarlo. Empecé a sentir un calambre en mi lado derecho, para después sentir un cosquilleo. Cerré las palmas de mis manos en puños, canalizando toda mi energía en ellas.  

Una alarma empezó a sonar por todo el lugar, haciendo que me desconcentre de mi tarea. Solté un bufido molesta al no poder realizar mi objetivo. Salí de la biblioteca para encontrarme a muchas personas en el pasillo. 

—¿Qué está pasando, mamá?—preguntó un niño confundido mirando a una mujer a su lado, la cual negó con la cabeza caminando a la misma dirección que todos. 

Decidí seguir a la multitud de personas que empezaban a juntarse al final del pasillo, viendo que todos iban hacia el mismo destino. Estaba igual o más confundida que los propios ciudadanos de Monte Weather, nadie sabía qué estaba pasando. 

"Los van a matar". 

Cállate. 

—Disculpe señor...—llamé hacia un hombre que aparentaba tener cuarenta y tantos—¿Podría decirme qué está pasando?. 

—No lo sé, chica—dijo haciendo espacio para que camine a su lado—Es la primera vez que escucho sonar esa alarma—dijo preocupado. 

Llegamos a un salón demasiado grande, aún más que el comedor. En el centro de éste estaba el presidente Dante, mientras que la multitud empezaba a rodearlo exigiendo respuestas. Enfrente de mi pude visualizar a Monty que lucía angustiado. 

Dante alzó ambas haciendo callar a la multitud, su rostro estaba sereno peros sus hombros estaban tensos. Dio una mirada recorriendo al lugar, deteniéndose un momento en mi presencia. 

—Tranquilos, no hay nada de que preocuparse—habló con voz fuerte—Esto solo ha sido un simulacro. La alarma que escucharon ha sido una contra incendios—dijo cruzando las manos tras su espalda—Todos pueden regresar a sus actividades, en unos pocos minutos estará lista la cena. 

Todos empezaron a retirarse con semblantes más tranquilos y alegres, pero yo me quedé en mi lugar inmóvil. Dante no me había comprado con esa excusa barata, se notaba a leguas que estaba mintiendo. 

—Necesito hablar contigo—Monty se puso en mi campo de visión. Asentí con la cabeza—Pero no aquí—dijo en un susurro. 

—Está bien—dije caminando junto a él hacia la salida, cuando una voz femenina nos interrumpió. 

SOLA | BELLAMY B.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora