Capítulo 3

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Katsuki

—No quiero recorrer todo el camino que avanzamos hasta aquí otra vez, Katsubro.

Eijiro me mira, bastante molesto y amargado.

—Cállate.

Siento su mano en mi brazo, deteniéndome en la entrada del gimnasio.

—Vamos, no te enfades por algo tan trivial. ¡Vinimos a ganar dinero! Hay que divertirnos mientras estemos aquí.

—Pelos de mierda, te juro que estoy a dos segundos de ir y golpear a ese hijo de puta que se burló de mi.

—Je —rió nervioso—. ¿Por qué no me acompañas a apostar otro tanto de dinero? ¡Y conseguiré algo para beber!

Chasquee la lengua, rodando los ojos. Siempre se pone así cuando me enojo.

Ni que hiciera tanto desastre en ese período de furia. Solo descargo energía.

Y no es mi culpa. ¿Qué se cree ese maldito para hablarme de esa forma? Esa mirada de superioridad estúpida y cómo hacía para verse como si fuera mejor que todos nosotros.

Como si la universidad U.A. no estuviera a su nivel.

Una mierda. Él es el que no merece que lo comparen con nosotros. No tiene una pizca del talento que tenemos.

Un tipo que prefiere pelear y toda esta mierda a hacer algo bueno con su vida es un estúpido.

Un idiota. Ni siquiera debe podría aspirar a un futuro bueno.

A diferencia de él, a mí me insistían día tras día para que me interesara lo que pasaría conmigo en el futuro.

La bruja me dio las opciones claras.

«O haces algo con tu vida, o puedes irte de esta casa y hacer lo que se te dé la puta gana lejos de mi vista. Aquí no voy a tener a ningún niñito que quiera depender y ser mantenido por sus padres».

«Deberías apoyar a tu hijo si no quiere hacer nada con su vida», recuerdo que le respondí.

Ese día me dio una fría mirada. De las peores. Mitsuki Bakugo mira con una frialdad que cala los huesos.

«Mientras estés aquí, vas a aprender a valerte por ti mismo. Ni tu padre ni yo nacimos en cuna de oro y nos esforzamos por llegar a donde estamos. Si quieres ser un maldito vago, hazlo fuera de aquí. Tú eres responsable de tu futuro y de que seas merecedor de que te admiren. Porque ahora como estas, solo eres un niño que nunca se esforzó en su vida. Procura cambiar eso. Nosotros los Bakugo conseguimos nuestras cosas por nuestro propio mérito, sin colgarnos de nadie. Y tú no serás una excepción».

Como siempre, la vieja tenía toda la maldita razón del mundo. Nunca lo admitiré enfrente de ella, pero si no hubiera sido porque insistió, sería igual de inútil que todos los que esperan un futuro brillante sin hacer nada.

Y me jode que si ese imbécil es tan capaz como dice ese Denki, no haga nada.

Me pasó lo mismo con esa otra estúpida, Mina. Queriendo perder la oportunidad de ser una tipa genial, solo por capricho. Por querer establecer una maldita relación con un tipo que ni siquiera la merecía.

Por mí, porque la obligué a abrir los ojos, ahora está feliz y bien con su carrera de estética profesional.

¡Me jode que las personas no se den cuenta de sus oportunidades! ¡¿Por qué son tan estúpidos?!

¡Y me jode porque pude haber sido como ellos! ¡Todos deberían tener a esa vieja bruja para que los obligue a mirar hacia delante!

—Vamos —murmuro, metiendo mis manos en los bolsillos de mi pantalón—. Gana tu maldito dinero y vámonos pronto. No quiero perder más tiempo aquí.

Clandestino (KatsuDeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora