017.- Los otros

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Días después...

Lejos, pero no tan lejos de la mansión Akashi, dos personas paseaban por la ciudad Sakura, algunas personas los veían algo extrañados porque se les hacían conocidos, estaban seguro de haber visto sus caras en otro lado, otros mostraban sus respetos porque sabían que eran importantes, otros los miraban raro, pues habían visto a alguien similar por otro lado. Uno de aquellos individuos estaba tranquilo, siguiendo al el que se veía más decidido que saco la voz de pronto.

Vamos a separarnos.

― ¿Te quieres divorciar?

―No, no entiendes, me refiero a tomar rutas distintas.

― ¿Te molesta estar conmigo?

―No es eso –Resoplo un poco molesto por tener que rebelarle lo que tenía planeado―Quería sorprenderte con un regalo ahora que vinimos de visita a esta ciudad.

―Eres tan lindo.

―Solo para ti.

―Yo también haré lo mismo.

―No es necesario.

―Cualquier cosa llámame y no escojas el primer hotel barato que encuentres.

―Sí, lo haré, no soy idiota.

Dudaba un poco de su esposo, a pesar de que él era el emperador del país vecino, era muy torpe y el siendo su pareja tenía que guiarlo... Solo esperaba que todo saliese bien.

Quién diría que estas personas entrarían en la vida de nuestros protagonistas de una manera muy especial en este día.

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Estaba incomodo, a pesar de que ya era el tercer día en que permanecía en ese lugar, simplemente se sentía fuera de lugar, se enderezo, sintió nauseas... Abrió los ojos y vio que era ya de día, por lo que se incorporó de aquella cama enorme con sabanas de seda mirando a su pareja quien parecía dormir tranquilo, fue al baño que estaba conectada con esa misma habitación y vomito...Nada, pues no había comido nada aun y lo del día de ayer había sido digerido ya. Odiaba eso, no tenía fundamento ¿Todo porque estaba esperando? Su hijo debería ser menos exigente, al menos su esposo al parecer vomitaba menos.

Se ruborizo un poco al pensar en Akashi como su esposo, aun no lo eran, aunque según decían la marca que tenían ambos en el cuello se suponía que sí.

Salió de aquel baño enorme después de lavarse los dientes y darse un baño y se encontró con que su pareja salía del baño del otro lado de la habitación.

―Buenos días cariño ¿Nauseas?

―Si ¿Tu igual Sei?

El león asintió acercándose a él y dándole un suave beso.

―Te amo Kōki, eres mi vida, dime ¿Cómo te has sentido aquí?

―Yo también te amo Sei―Le dio muchos besos en el rostro haciendo que el otro sonriera más amplio. ―Siendo sincero Sei, me he sentido incómodo.

― ¿Hice algo que te incomodara?

―No es eso, no es la vida a la que estoy acostumbrado, temo que en cualquier momento van a sacarme a patadas de este lugar por haberme atrevido a poner los pies siquiera. Y sobre todo esos sirvientes tuyos diciendo: sama, sama, sama, sama, sama ¡Estoy harto! No soy alguien importante como un presidente o un emperador, siento que no debo estar aquí.

¿Por eso les tiras zapatos a la cabeza a los sirvientes de la casa? Yo pensé que era costumbre de tu clan, hasta pensaba ponerles unos blancos de tiro en la cara para que nos divirtiésemos juntos. ―Niega con una sonrisa y toma de las manos a su pareja para llevarlo a la cama―Kōki, los sirvientes son tuyos, esta mansión ahora es tuya, nadie te sacará de casa de esa manera, es más tu eres el que puede hacer eso. ―Se acostó y con un gesto indicó que se pusiera arriba de él, en cuanto lo hizo Akashi lo abrazo con las piernas. ―Yo también soy tuyo, puedes hacerme cuanto quieras el amor.

Lazos Involuntarios (Re Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora