010.-Consejo. Deseo. Indecisión

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Seguramente Akashi estaba furioso al enterarse que ni siquiera paso la noche con Kuroko sino con gente que su novio no conocía en absoluto. Había decidido volver a casa después de platicar con su senpai, quien le hizo ver que nada sacaba con ir escapando de la situación. Koganei Shinji tenía bastante experiencia en bastantes ámbitos y se había casado hacia poco con el otro senpai de Furihata, Mitobe Rinnosuke, un chico que al parecer era mudo o al menos jamás se le había escuchado decir ninguna palabra.

Koganei era un gato y en esa forma se lo encontró cuando llego a la casa de la pareja, el gato recién estaba llegando y se reconocieron. Una vez dentro el gato y su esposo Mitobe que era un cuervo, le dieron un té y Furihata les contó lo sucedido.

Yo creo que deberías dejar de evitarlo, porque si lo haces las cosas podrían empeorar, sé que las cosas se han dado más rápido del tiempo razonable para que ustedes se conocieran de verdad, pero si son destinados no hay cabida a dudas sobre ello ― El gato miro a su marido que hizo unos gestos que Furihata no comprendía. ―Mitobe dice que incluso es mejor sentirse amado para poder amar también. Una vez que sepas que tu prometido es alguien confiable no te arrepentirás de tu unión con él.

―Quiero estar seguro de ello por eso he tratado de pensarlo mucho antes de...―Miro su taza― No quiero decepcionarlo de ninguna manera.

―Si sus sentimientos son tan fuertes no lo hará. Además, si son destinados tendrán que aprender a convivir, pero retrasar lo inevitable no es bueno. Una de las peores torturas es la incertidumbre.

Furihata asintió, la verdad es que, aunque tenía miedo todavía, si solo retrasaba su unión posiblemente lo deseara aún más y tal vez en el peor momento. Como ya era tarde se había quedado a dormir allí, converso con sus senpais de todas las cosas que habían pasado desde que no se habían visto.
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Caminó tranquilamente donde vio que la casa del lado izquierdo a la suya estaba terminando de ser arreglada, posiblemente se harían un negocio de algo allí, le llamo la atención. Aunque hubiera querido comprarla, para hacer a futuro un hostal con esas pequeñas aguas termales que tenía su casa y que estaba seguro que en la otra casa también había una. Suspiró, posiblemente Akashi le diría que podía aspirar a cosas más grandes, pero no sabía en que podría invertir, porque si ocupaba el dinero ajeno lo iba a invertir para luego devolvérselo a su pareja.

Apenas estuvo frente a la puerta su corazón latió como loco tratando de no retroceder a su destino, estaba nervioso y por eso temblaba de manera no consciente de lo que hacía, era un chihuahua después de todo. Estaba como una gelatina humana, imaginando lo que ocurriría a continuación. Trago saliva con la boca algo seca y abrió la puerta para enfrentarse a su destino, para luego de entrar la cerro avanzando al pasillo, si se iba a arriesgar, lo haría, no iba a volver a atrás, procedió a aspirar el aroma del ambiente y empaparse de este preparándose emocionado cuando lograra percibir el aroma tan conocido de su pareja para luego ir por Akashi que seguramente iría a recibirlo con una sonrisa, aquella sonrisa tan perfecta como el león mismo...

...Pero no olía a nada en particular, o sea sabía que el olor de Akashi estaba allí pero parecía haber perdido potencia, eso lo hizo entrar en alarma al instante ¿Qué paso para que ocurriese tal cosa? ¿Había pasado algo malo? ¿Qué sucedía acaso? ¿Akashi había encontrado un reemplazante en su ausencia? No entendía porque el olor de Seijūrō era diferente y eso le molestaba mucho. Busco al león por todos lados rastreando con su olfato donde estaba más concentrado y reciente, encontrándolo acostado en cama. En un principio creyó que dormía, pero al tocar su frente se dio cuenta que tenía una fiebre altísima. Posiblemente la enfermedad había cambiado el modo de percibir el olor de su amado. Se sintió culpable por dejarlo solo ayer. Preparo paños fríos y los colocó en su cabeza tratando de refrescarlo.

―Lo siento Sei. Debí haberme quedado en casa y dejar que las cosas siguieran su curso. ―Porque una parte de si había quedado algo frustrada al no haber hecho nada ahora que estaba preparado.

―Kōki...Kōki no te vayas...―Al parecer Akashi tenía una pesadilla y Furihata se sintió peor por pensar en si cogían o no. De hecho, aun sentía que su cuerpo estaba algo deseoso a pesar de que el olor a la enfermedad cambiaba un poco del olor normal de su pareja.

―Estoy aquí Sei, no me iré. ― Trato de sonar amable y suave mientras cambiaba el pañuelo por uno más fresco.

La voz de Akashi se desesperó un poco más volviendo a llamar a su pareja quien sintió una dolorosa e inexplicable punzada por ese llamado, se sentía triste por no poder calmarlo, por no poder haber llegado antes.

Lo estuvo cuidando todo el día y la noche. Realmente estaba preocupado porque su pareja parece ser alguien muy sano que no enferma tan fácil ¿Qué lo había puesto de aquella manera?

Si tal vez se hubiese quedado cuando empezó a sentir deseo por el aroma de Seijūrō, posiblemente ahora estarían abrazados después de haber hecho el amor. No debería ser tan miedoso e inseguro, lo tenia claro, después de todo el león era su destinado, pero ¿Por qué todo tenía que ocurrir tan de prisa?
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Lazos Involuntarios (Re Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora