021.-Aoshima Aomine ¿Frustración?

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El segundo emperador abrió sus ojos lentamente y su primer impulso fue mover los brazos. Estaban atados a una silla con unas esposas. Habían sido capturados, pero seguía manteniendo su gorro, así que tenía la idea de lo que esas personas se habían formado en sus mentes.

Los habían confundido con los novios. Sobre todo, porque el emperador se le había caído el antifaz que haría que no los confundieran.

Miro a su alrededor. El lugar se le hizo similar a una bodega. Todo era muy cerrado lo habían hecho bastante bien miro a su pareja que parecía estar descansando tranquilamente en otra silla quizás soñando en cualquier cosa. Al menos no le habían hecho daño. O al menos eso esperaba.

De todos modos, esas personas no sabían en lo que se habían metido. Seguramente incluso esto podía desatar una guerra entre híbridos y cambiaformas. Torció la boca de manera incomoda, tenía que salir de allí con su pareja. Mierda. Esas esposas estaban demasiado apretadas ni siquiera cortándose parte de la mano por el lado del dedo pulgar podría soltarse fácilmente ya que al parecer era para cambiaformas, pero tenía que escapar.

Sintió ruido y vio entrar luego a personas de tez oscura que al parecer eran panteras como Aoshima Aomine. No pretendería estar dormido, necesitaba saber si esas personas eran lo suficientemente estúpidas como para engañarlas. Así que no evito mirarlas como se merecían: Como la mierda que son. Al menos así las veía él, ya que si interrumpían una boda solo por un prejuicio estúpido de caninos y félidos.

Vaya así que despertó el pequeño canino. ―Comento una de las panteras que sonreía con malicia―Quizás tú puedas decirnos el paradero de Daiki.

―Mira que, así como arruinamos tu ceremonia, podemos dejarte sin esposo también.

La otra pantera negó reiteradas veces con la cabeza.

―Oi, Oi, no seas loco, si matamos a Akashi su padre nos desollará. ―Eso le hizo comprobar al híbrido sus teorías― Además es un felino, le debemos respeto a diferencia de...―Indicó a Hata como si fuese una bazofia. ― Es un perro, al igual que al parecer la basura que se fue con nuestro primo.

―Mátenme si gustan, pero créanme. Una segunda disminución de la raza de las panteras no será agradable. Piénsenlo bien, Akashi es mi esposo y si le tocan un pelo a él o a mí por ser su esposo, las panteras corren riesgo de ser extinguidas.

Ambas fieras le gruñeron al híbrido, tenía tanta jodida razón. El segundo emperador quiso sonreír mostrando los dientes, pero eso delataría su condición.

―Bien, tienes razón. Pero hay algo con lo que no cuentas pequeño roedor que ladra.

Le mostró aquella flor brillante y de color amarillo con las puntas de un tono más oscuro que casi rozaba el naranja, parecía un lirio a simple vista, pero sabía que flor era.

Era "esa" flor.

Esa maldita flor que había tratado de encontrar para eliminar la filtración en Japón. El contrabando ilegal y la razón principal de porque estaban en el país ajeno.

―Debo reconocer que eso no me lo esperaba―Entrecerró los ojos, eso no iba de acuerdo a sus planes ¿Cómo rayos no olio aquella flor en todo ese rato? Espera, podría ser que...era falsa. Entonces ¿Dónde era la flor que había olido en la fiesta? ―Pero, aunque nos hagas eso no sabemos dónde está Daiki-san, ni mi esposo lo sabe. ―Y de hecho era verdad.

―Vamos, no mientas pequeña rata. Con esto te haremos confesar todo.

Se encogió de hombros el castaño tratando de ver si alguno de esos tipos traía algunas llaves, pero luego escucho unos ruidos y un olor que ya conocía y desistió. ―Háganlo. ―Se removió en la silla para mostrar sus orejas de perro. –Pero no soy a quien buscan.

Las panteras se sorprendieron al ver las orejas del chico, pero no alcanzaron a ver ni hacer nada más. Pues fueron dejados inconscientes por uno de los soldados que habían venido a rescatar a los emperadores. Al parecer habían logrado contener a las panteras en la fiesta de bodas excepto un par de excepciones como esos dos y alguien más.

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Masaomi Akashi miro de forma pensativa a esa persona que estaba frente a él.

―No tengo idea donde está mi hijo. Dijo que no me pensaba decir para que no lo interrumpiera―Sentenció el león mayor. En realidad, no quería que la pantera interviniese en la luna de miel de su hijo. Pues si su hijo y su pareja fuesen felices sus nietos crecerían sanos y esa era la idea.

Aunque aún no le convencía ese cachorro como esposo de su hijo, ya no había vuelta atrás estaban marcados y embarazados, lo mejor era cuidarlos.

El hombre moreno que se veía bastante entre salvaje y elegante miro al león mayor con una mueca de fastidio.

―Escúchame, estoy seguro que tu hijo sabía que mi Daiki está saliendo con un perro. Son amigos y necesito deshacerme de aquella molestia, no pienso permitir que un perro se mezcle con las panteras.

Masaomi sonrió con un poco de simpatía hacia aquella persona.

―Debo admitir que siento una leve empatía a lo que sientes, yo no quería que mi único hijo se fuese con un simple chihuahua ¡Por todos los dioses somos leones! ¿Por qué un león debe mezclarse con un canino y encima un animal tan pequeño e insignificante? ―Apretó leve los puños, pero los soltó luego―Sin embargo, mi hijo ama a esa persona y al parecer todo va bien entre ellos, más de lo que Seijūrō podría amar a cualquiera. Además, ya me hicieron abuelo, protegeré a esas crías pase lo que pase.

Sus ojos afilados como los de Seijūrō brillaron firmes.

―Así que es eso, pero yo no permitiré que Daiki llegue a eso todavía, no, no con un canino. Nunca.

―Pues ¿Quién te dice que ya no se unieron? ―Comento Masaomi como si nada a Aoshima Aomine mirando de reojo unos documentos que aun debía firmar y revisaba antes de que el mayor llegara.

La pantera miro desafiante al león furibundo.

―No me jodas Akashi, los encontrare antes que eso pase y tú me ayudarás. Sé que los estás ocultando.

―Y yo sé que tu planeas someterme con la flor maravillosa, pero no seas estúpido Aoshima sé perfectamente que hacer antes de que me intentes manejar, pues te pedí ayuda con esas flores hace mucho tiempo.

―Lo recuerdo bien, de esa manera era como podías hacer que tu hijo no se opusiese a ninguna orden tuya en el pasado. Pero tu esposa te descubrió y tuviste que darle el remedio a este. ―Amplio la sonrisa―Me pregunto qué diría tu hijo si llegase a recordar de ese detalle...

El león le rugió amenazadoramente a la pantera.

―No te atrevas...

―Ya veremos, soy capaz de lo que sea por mi hijo.

―Exactamente igual, pero no caigo tan bajo como otros.

―Por favor, usaste una especie de "droga" para manipular a tu propio hijo ¿Se puede caer más bajo que eso? No lo creo.

―Un grave error que no debí cometer.

―Y que te condeno―Dijo burlona la pantera a Masaomi que miro con profundo odio a Aomine padre.

―...Están en París. ―Su voz fue resignada mientras que el padre de Daiki sonreía triunfal.

Encontraría a Daiki y a ese perro asqueroso.

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Lazos Involuntarios (Re Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora