022.- Nuevos problemas

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Kōki despertó al lado de algo peludo, caliente y enorme. Al fijarse se sobresaltó y retrocedió con miedo, pero luego recordó la transformación de su marido ¿Por qué estaba durmiendo este con su forma de león?

Se acerco y se acomodó en la cama calentita pues fijándose en la hora, aún era temprano. Akashi de manera inconsciente lo atrae hacia su cuerpo de león con una de sus garras felinas haciendo que Furihata se asuste un poco, pero lo abraza de todas formas.

Solo esperaba no ser aplastado, su marido siendo león es mucho más grande de lo que recuerda y eso que este una vez lo cargo con su forma de cachorro de chihuahua.

Sonrió un poco asustado, su león debía medir al menos casi dos metros en esa forma, podría perfectamente su pareja devorarlo con esa transformación si eso quisiera.

Intentó no pensar en eso y hundirse en el pelaje suavecito de su esposo. Se sentía como abrazar un peluche enorme y cálido. Era confortable.

Al despertar de nuevo vio que su marido no estaba, ya era algo tarde y se desperezo totalmente yendo a tomar una ducha. Se miro al espejo contento por una vez de como le estaba yendo en la vida. Estaba casado con alguien que le amaba y que el amaba con todo su corazón ¿Podía ser este el momento más feliz de su existencia?

Incluso ambos estaban esperando un bebé. Aunque no lo esperaba tan luego eran más razones para estar feliz.

Siempre pensó que se quedaría solo, la mayoría de sus noviazgos duraban poco o ni siquiera era correspondido en sus sentimientos. Sonrió de manera boba al espejo recordando como su Sei le hacía sentir amado, era la mejor sensación del mundo.

Hoy intentaría seducir a su esposo con ropas que había escogido para estos días de luna de miel y regalitos de sus amigos en el día antes de la boda. Se puso unas hermosas medias con terminación peludita de color rosa, así como su ropa interior. Luego se puso su ropa más o menos habitual, esperaba que salieran a algún lado, pues habían estado follando y casi no habían salido a nada. La comida la traían al hotel que se estaban hospedando.

Escucho unos pasos y se asomó animado.

―Sei ¿Qué tal si vamos a ...? ¿Eh? ¿Por qué sigues transformado?

El león al verle se abalanzo emocionado encima de Kōki y lo empezó a lamer muy cariñoso en el rostro. Para Furi quien estaba en el suelo siendo lamido era un poco extraño, pero ese animal era su esposo y debía de corresponder, suponía. Le besó de manera tímida en donde alcanzaba de cabeza, pero el león mordió sus ropas y lo desnudó casi, al destrozarlas con los dientes.

Kōki tembló un poco, parecía que se lo fuese a comer.

―Sei...das un poco de miedo así. Ya sé, eres un león, pero es raro...―Se sobresaltó al ser lamido en el cuerpo, la lengua era mucho mas larga y aunque no debía admitirlo se sintió excitado, solo porque sabia que era su esposo quien lamia su cuerpo. Fue desnudado de la parte de los pantalones y girado para quedar en cuatro con el león poniéndose encima suyo haciendo un suave gruñido que se podía percibir de excitación. Al parecer su marido se lo quería coger siendo un león ―Sei así no...―Fue respondido con una lamida en el rostro, aunque podía sentir la virilidad ajena en sus nalgas intentando penetrarlo. ―Se trató de subir los pantalones, no quería decirle que no, pero definitivamente esto era demasiado extraño para él. ―Así no puedo ver tus gestos de placer, ni escucharte, por favor...

Ese pareció ser suficiente argumento pues vio que la garra que estaba cerca de el se transformaba suavemente en una mano humana. Sin embargo, fue penetrado de improviso haciéndole soltar un gemido. Si no fuera porque su amado había soltado las suficientes feromonas para excitarlo eso le hubiese dolido. Su esposo lo pegó mas a su pelvis haciendo que su pene estuviese hasta el tope en su interior que estaba muy húmedo. Los sonidos roncos de excitación de su marido hicieron que Kōki lo mirara, le gustaba demasiado el rostro de su marido, sus ojos hermosos y sus gestos mientras hacían el amor.

―Si, definitivamente me gusta más así...aunque también me excitaba la idea de penetrarte siendo un león. ―Le abrió bien las nalgas mientras se hundía lo más profundo que podía en este.

―Yo...prefiero así Sei, dame más...por favor. ―Movió las caderas excitado buscando mas placer en el roce. Se giro y busco los labios de su pareja para luego hacer que Seijūrō quedara debajo y autopenetrarse sentándose en aquella virilidad que ya conocía bastante bien. Su marido empujó de manera entusiasta haciéndole sacar un fuerte gemido de placer. Su amado siempre hacia que Kōki no pudiera reprimir su placer, sabia perfectamente como llegar a sus puntos de placer y volverle loco con caricia, cada movimiento dentro de su cuerpo. Cada cosa que hacia lo llevaba a un punto máximo de placer que lo dejaba casi suplicando por más. Lo único que podía hacer el cachorro era saltar como enloquecido dejándose llevar por el placer que le proporcionaba su marido mientras botaba preseminal ―Ahhhhh...nghhhh ¡Ahí! Ohhhh...Sei, no aguanto.

Ambos se vinieron de manera ruidosa mientras Furi seguía saltando en el pene de Akashi que al producirse el ansiado orgasmo quedaron pegados mientras el semen terminaba del pelirrojo terminaba de llenar el interior ajeno.

Se besaron con ternura mientras permanecían pegados, era algo que amaba, sentirse uno solo. El calor de ambos fusionados en ese acto después de hacer el amor, se acariciaban mientras esto duraba. Los humanos corrientes no soportarían algo así, pero ellos disfrutaban esto. Estaban hechos para el otro.

―Pensar que me costó tenerte de esta manera mi Kōki, pero a valido totalmente la pena. ―Acaricio sus piernas con esas medias de color rosa. ―Incluso seduciéndome con esa hermosa vestimenta siendo que antes no me dejabas tocarte. Me siento feliz. No te soltaré nunca.

―Esto ha pasado porque me has demostrado que me amas. Y yo me e enamorado de ti locamente. Ni, aunque me soltaras, este chihuahua no se despegara de ti a menos que tu mismo me desprecies.

Se dieron besos muy dulces mientras sentían que volvían a separarse, con el pene de Seijūrō saliendo del cálido lugar donde estaba y volviendo a la normalidad. Ambos suspiraron para después de un rato volver a hablar.

―Sei ¿Podemos salir a comer a alguna parte?

―Lo siento Kōki, no voy a mentirte, no podemos.

― ¿Ehhhh? ¿Por qué no? Yo quiero salir ―Hace puchero que conmueve a su esposo quien acaricia sus mejillas tomándolo del rostro.

―Las panteras nos han seguido buscando el rastro de Daiki y Ryōta ―Suspiró―Vinieron bastante temprano, los asuste con mi forma de león para que dejaran de molestar, estuvieron cerca bastante tiempo, pero al resignarse se retiraron de acá. Aunque tengo la impresión de que nos fastidiaran toda la luna de miel.

Furihata frunció el ceño furibundo.

― ¡No puede ser! ¿Entonces estaremos cerrados todo el tiempo? Digo, no me molesta pasar todo el tiempo haciendo el amor contigo Sei, pero también quería conocer el país al que vinimos, gastaste dinero y...y no me parece justo.

―Lo sé cariño. No temo por mí, pero si te tocan un pelo me volvería loco.

―No soy débil Sei, no me trates así. ―Inflo las mejillas mostrando los puños, él podía defenderse de lo que fuera.

―No es eso, es que ambos estamos en una situación delicada. Nuestros bebés...

Furi asiente, es verdad. Aun no es tan notorio, pero los bebés que ambos llevan pueden correr riesgo. Alguien golpea la puerta y ambos se miran.

Sin hablarse toman una decisión y abren la puerta.

Tal como temían era una de las panteras. Agarraron a esta entre los dos amenazándolo con un aura fuerte y feromonas feroces haciendo que se vieran temibles como Alfas con el territorio invadido.

―Daiki y Ryōta ya no están aquí, pensé que se los había dejado claro en la mañana.

―Mienten...Masaomi Akashi...dijo que estaban con ustedes...―Hablaba entrecortado porque Kōki le tomo del cuello de manera no suave mirándolo de manera dura. Este gruño furibundo casi clavando las garras que ahora eran sus uñas en la piel ajena.

Seijūrō se rio de manera despectiva y altiva cuando este dejo de hablar.

―Bien, Masaomi se a perdido el conocer a sus nietos. ―Bufó y miro al pariente de Aomine que los miraba asustado. Aunque este fuera Alfa, esos dos realmente le hacían sentir indefenso. ― Es cierto, al principio lo fue, pero ya se fueron lejos de aquí. Ni siquiera yo sé dónde están ahora. ―Se encogió de hombros―Más te vale que tu familia lo entienda y se vayan de aquí, fíjate, ni siquiera puedo salir sin que estén molestando. Si no prometes que se larguen hoy mismo de aquí y de que estén vigilándonos, dejaré que mi esposo te corte el cuello, porque ganas no le faltan al ver que han arruinado nuestra luna de miel.

El hombre asiente y es soltado un poco de mala gana por el chihuahua que en verdad estaba algo rabioso, pero en cuanto la pantera se va, las hormonas soltadas por su marido lo calman.

―Kōki, has resuelto el problema ¿Quieres ir a conocer Versalles?

―Hemos sido ambos Sei...

―Parece que te tenia más miedo a ti. ―Lo abrazó dulcemente. ―No has respondido mi pregunta.

Se dejó abrazar muy contento.

―Versalles esta bien, pero ¿No podemos ir a comer a algún lado primero?

―Donde tu quieras amor mío. Dijo casi encima de sus labios acabando en un beso cariñoso y a pesar de todo haciendo el amor antes de salir de el hotel.

Lazos Involuntarios (Re Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora