Culpables

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- Éramos tan felices que hasta me arrepiento de no haberla matado antes, justo antes de besarla, de hacerle el amor en aquella sala, justo antes de pedirle una noche, luego un amanecer y luego la vida detective... Llevábamos 2 años de casados siendo libres, pensara usted que soy un asesino y es que lo soy, pero no cree usted señora que muy adentro de todos hay un poco de lo que soy... Cuanta gente no hay destruyendo sueños, vidas, acabando con las ilusiones, con la fe. Cuantos asesinos de trajes hablando de libertades, derechos y las historias siempre son correctas en la voz de quien la cuenta, pero no en los oídos de quien la escucha ¿No ha tenido ganas de matar detective? Solo para equilibrar la balanza del bien y el mal. Ellos me sepultaron esa noche entre los escombros de mi cuarto, de mi cama ¡Nuestra cama! Ahí estaban, desnudos y señora, no lo pensé ni un segundo para apretar el gatillo. Dos disparos, dos corazones se detuvieron, pero esa noche habían tres muertos en ese cuarto ¡Nuestro cuarto! Y yo sabía porque lo había hecho, pero ¿por que lo hizo ella?incluso el... Si soy culpable, pero ellos también.
- Entonces se declara usted culpable y además no muestra arrepentimiento alguno... ¡Acaba de matar a dos personas! ¿Cómo puede ser tan cínico, tan arrogante?
- Disfruté de verlos arder en sangre, aun sudados de placer. Justo llegaba del trabajo, pude salir un poco antes, quería sorprenderla... Pasé por una tienda y compré sus chocolates preferidos, nuestra peli preferida y la encontré haciendo nuestra posición preferida con el amante equivocado, en la hora equivocada o tal vez la correcta para mi. Se cayeron los bombones al suelo junto a los pedazos de mi pecho, pase del amor al odio, del sexo a la muerte, no me quedaba tiempo ya para pensar, la vida es de hechos... Así que detective haga lo que tiene que hacer conmigo, da igual ya, yo estoy muerto...
La detective se levantó, desamarró el boli que sostenía su cabello, respiró profundo, le soltó las esposas de las manos, contó hasta tres y tres veces clavó el bolígrafo en el cuello del acusado. Ya sobre la mesa de interrogatorios, ahogándose en el vómito de su propia sangre, casi que disfrutaba verlo agonizar.
- Tenias razón, soy culpable, asesina, vengativa, detective y madre... Si, la madre del chico que mataste...

De cielos grises Donde viven las historias. Descúbrelo ahora