Tal vez en la otra vida

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Luz al final del túnel, se acaba el túnel, más luz, caigo...
La arena se siente tan suave, pero imaginaba el cielo un lugar más lindo, con más brillo, más cielo y resultó ser como un filtro de Instagram. Siento el cuerpo recién nacido y me pesan los pasos, los errores. Ya no respiro, es raro y a la ves incómodo, el pecho ya no es el mismo, ahora va con menos prisa , camino muerto, pero camino.
Miro la playa y me incita a pecar dentro de ella con ropa, como cuando la miraba preparando el almuerzo, sudada, tal vez por el calor de la cocina o por mi vista que pesaba porque no podía parar de mirarla, de querer probarla en cada sitio de la casa y de su cuerpo ¡Que se joda la iglesia y los prejuicios! Quería hacerle tanto el amor que no le alcance el placer de sus manos para hacerle sentir mujer y extrañe las mías a cada rato, a cada sueño, no le alcancen las noches de esta vida y me regale la otra en algún atardecer en esta playa, en otra vida, tal vez en otra muerte.
Y aquí estoy buscándola después de muerto, después de perderla y perderme, apostando a encontrarla y encontrarme confundido porque no se donde estoy.
En la orilla de cielo o del infierno, más de 10 años sin mi, 10 años en los que tal vez olvidó mi cara, sus ganas o nuestra canción favorita, 10 años del accidente que te llevo a algún otro sitio, a otro cielo, tal vez a otro atardecer en la playa.
Lo siento, tardé un poco en venir por ti, me aferre a respirar, a tu foto, a esa nuestra canción, una promesa, 10 años buscando matarme la vida y sacando fuerzas para seguir sin ti, sin mi, sin un nosotros, con la nota que te escribí cuando estabas en coma, 10 años leyéndola antes de dormir, llorando antes de dormir, sin dormir, esperando que tus dedos apretaran los míos y tus ojos me miraran como antes, pero nada volvió a ser como antes ¿verdad?
Ni tus ojos, ni tus manos, ni los míos. Dejé las flores en tu lápida y puse flores en mi tumba triste.
Y aquí estoy mi reina, en la playa, nuestra playa, llegué tarde, pero aquí estoy ¡aquí estoy!
Grito con fuerzas, mirando a algún punto vacío del mar, saco la nota que escribí hace unos años de mi bolsillo y la acomodo en la arena. Justo en el punto dode las olas no la tocarán con su genio, de rodillas con los pies y los ojos mojados, pero el viento se puso molesto o tal vez el señor de la cruz que escuchó mi llanto y arrancó el papel de suelo y hecho a volar. Corrí detrás de él inútilmente, el mar se lo había tragado, se tragó la fe de volverla a ver y alguna que otra lágrima como pisca de sal en el agua ...

Y cuentan que dos años después una niña que jugaba con su muñeca al borde de aquella playa encontró los restos de tinta sobre un papel gastado por el tiempo. Corrió deprisa a buscar a su madre que esperaba sentada mirando infinito en el cielo, como quien busca paz en lo lejos.
- Aquí dice tu nombre - le dijo
La madre toma el papel despacio, con prisa lo abre con las manos húmedas, lo lee..

...Ya dejé de intentarlo en esta. Que tal si nos vemos en la otra, mojamos los pies en la orilla, ver como el sol cae en el horizonte y justo cuando el mar se confunda con el cielo En ese instante...Solo en ese momento ....

Y sonrió.

De cielos grises Donde viven las historias. Descúbrelo ahora