Capitulo 9

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Arizona Robbins

- Ella está aquí. –susurro callie–

- Lo sé, que se supone que haremos? –Tome el refresco y tome un sorbo, actuando de la forma más tranquila posible–

- Actúa normal, eso hay que hacer. Juguemos con su mente. hagámosle creer que no la vimos. –Asentí–

Estuvimos un rato ahí y luego callie me fue a dejar. Debía volver a trabajar. Ella pago la mitad y yo la otra. Tomamos nuestras cosas y salimos.

Mientras caminabamos sentí algo detrás nuestro. Podría ser cualquier persona, pero de todas formas giré.

La misma chica del restaurant. Está vez estaba lejos, pero se notó que nos venía siguiendo.

Llegamos y acordamos que callie iría a mi casa hoy por la tarde. Me dejó a la entrada y luego se fué.

Estuve ocupada todo el día, ni si quiera tuve los descanso de 10 minutos. Sabía que si los tomaba se me atrasaría todo y quizás no pudiese salir a la hora.

Eran las 5:58, salía a las 6:30. Me reuniría con callie a las 7:15 en mi casa. Me quedaba poco.

Callie Torres

L

legué a mi casa y me fui a duchar. Luego de estar ahí un tiempo me salí y fui directo al clóset a ver qué podría colocarme.

Ya vestida me heche perfume. Baje, tome las llaves de la casa y del auto. Salí, me subí al carro y me fui a la casa de Arizona.

Iba llegando así que le marqué, para avisarle que estaba cerca.

- Arizona? –dije mientras frenaba en el semáforo que marcaba rojo–

- Callie, hola! –Tan animada como siempre–

- siempre eres tan feliz? –dije riendo– solo te llamaba para avisarte que estoy cerca.

- Yo me daré una ducha ahora, así que dejare abierto. Tu solo entra, bueno?

- Okey, ent...–me interrumpió–

- y ah! No siempre soy feliz. Te esperó. –dicho eso, corto–

Que rara, pero bueno. Llegué a la casa de Arizona y toque, tipo pensando que ya se pudo haber bañado.

Cómo no salió nadie decidí entrar. Colgué mi abrigo,  y  dejé las llaves encima de la mesa.

- Arizona. –grite desde las escaleras–

Nada. Subí y habían demasiadas puertas, dios mío!

Comencé abrir puerta por puerta, entre a una sala de juegos, una biblioteca, un baño, otro baño.

Abrí una de las puertas y valla sorpresa que me lleve.

- Arizo... –volteó y estaba desnuda– Oh perdón! –sali y cerré la puerta rápidamente–

Suspiré y bajé, creo que era mejor esperarla abajo.

Pasaron unos minutos y Arizona bajó. Lo único que se me vino a la mente fue acercarme.

– Perdón. Yo no quería entrar, o sea si quería, pero no sabía que tú estabas ahí, desnuda. perdóname.

- Tranquila, no fue para tanto, somos mujeres, no? –dijo mientras volteaba y se dirigía a la cocina.–

- Si, pero igual de todas formas. – la seguí y no pude evitar recorrer su cuerpo con la mirada–

[...]

Mírame y Dispara (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora