Lágrimas a un muerto

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No sé que había sido de mí luego que cerré los ojos y sentí esas frías manos en mi rostro, me sentía mareado, no sentía el cuerpo, quería abrir los ojos rápidamente para saber dónde estaba no podía, era como si me faltaran días de sueño.

-No ha despertado todavía, pero en cualquier momento debería hacerlo, la operación estuvo bien, necesitará unos días para volver a caminar si tener que ocupar la muleta. -Escuché una voz hablar con calma cerca mío.

-Gracias por todo doctor, le avisaré a la comandante Hange cuando pueda. -Esa era la voz de Jean, podría diferenciarla.

-Cualquier cosa, puede llamarme a mí o a la enfermera. -Dijo el doctor antes de que pudiera escuchar pasar alejarse y una puerta cerrarse.

Moví un poco la cabeza para poder despejarme, hasta que por fin pude abrir los ojos muy lentamente. Estaba en una sala de hospital, tenía puesta una máscara de oxígeno, no sentía el cuerpo por lo que sospechaba que estaba con anestesia aún. Y tenía unos cuantos claves conectados al cuerpo que no sabía para qué servían más allá del suero.

-Armin... ¡Armin! Hermano, despertaste, por fin. -Dijo Jean acercándose a la cama arrastrando una silla que tenía al lado para sentarse.

-Jean... -Apenas podía hablar, sentía que si trataba de hilar dos palabras iba a sólo decir incoherencias.

-Tranquilo, no te esfuerces. Estás en el hospital, apenas llegaste con los disparos que te dieron, pudieron salvar tu pulmón pero tendrás que hacer mucho reposo, igual que pudieron sacar la bala de su muslo, tendrás que ocupar una muleta para caminar por unos días. -Dijo rápidamente, Jean jamás se iba a estar con rodeos, si tenía que decirme las malas noticias lo iba hacer.

¿Qué mi pulmón qué? ¿Muleta? ¿Reposo?

-Armin... Gabi nos contó que le pasaste tu chaleco antibalas ¿Estabas bien de la cabeza? si querías protegerla debías cubrirle la espalda, ser su escudo, tú eres el policía, su responsable. -Dijo Jean totalmente serio mientras me miraba.- Todos estábamos muy preocupados por ti, apenas pudimos con Colt te tomamos y te llevamos hasta la camioneta que tenía Pieck y te trajimos acá, estabas prácticamente muerto por hacerte el héroe.

Quería hablar, tratar de defenderme, pero Jean tenía razón, no había pensado con lógica, pero desesperado por sacar a Gabi de ahí y que ningún disparo le llegara. Ya no sacaba nada con decir palabra.

De un momento a otro se abrió la puerta de la habitación donde estábamos.

-Jean, no encontré refresco de melón pero si de sandía ¿No es lo mismo? Los dos a base de agua sin sabor alguno. -Connie venía entrando con una bolsa y dos refrescos en lata en las manos hasta que me miró.- Armin... ¡ARMIN! -Dejó caer la bolsa y las latas para acercarse a la cama.-

-¡Idiota la comida! -Dijo Jean levantándose de su puesto para acercarse a la entrada y levantar la comida que traía en la bolsa.

-¡Por fin despertaste! ¡Armin! -Dijo Connie casi gritando al tiempo que me abrazaba y me desordenaba el cabello, era tanto el movimiento que me empecé a quejar, me dolía la espalda.

-¡Oye! Suelta Armin, recuerda que lo dejaron como un colador con tantas balas. -Dijo Jean dejando la bolsa encima de una pequeña mesita que tenía la habitación.

-Oh, verdad, pero solo fueron dos, Arm-...

No alcanzó a hablar cuando hubo dos explosiones en la habitación. Las latas con la caída y reacción química hicieron que explotarán, derramando su contenido por el piso de la habitación.

Di mi nombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora