Di mi nombre

Conversación

Íbamos llegando con Jean al hostal luego de pasar la primera noche en ese lugar.

-¡Buenos días! Connie se aburrió de esperarlos y ya se fue a dormir. -Dijo Sasha recibiéndonos en el lobby del hostal.- Pero qué caras traen... ¿De verdad trabajaron? Se ven destruidos.

-Mañana hablamos Nana, quiero mi cama. -Dijo Jean haciendo un gesto con la mano antes de subir por las escaleras.

-Nos vemos en unas horas Nana ¿Te vienen a reemplazar luego? -Pregunté mientras iba subiendo lentamente las escaleras.

-Si, vendrá Ymir a reemplazarme, ya la conoces, cualquier cosa le dices a ella. Anda a descansar mi bebé rubio. -Dijo cariñosamente con una sonrisa amplia. Nana era así, para ella nosotros éramos como sus hijos, idiotas, pero hijos al fin y al cabo.

Subí al segundo piso y busqué entre mis bolsillos la llave para entrar en la habitación despidiéndome de Jean. Me dirigí rápidamente al baño sacándome la ropa en el lugar para darme una ducha rápida, quería dormir.

Todo había pasado muy rápido, Jean también consiguió algo de información de la chica con la que estaba... ¿Y qué pasó conmigo? Con tan solo recordarlo me daba un escalofríos de los más intensos, era primera vez que hacía algo tan... ¿Morboso? ¿Vulgar? No nada de eso, era muy extraño, jamás en mi vida pensé que tendría relaciones con una mujer que apenas conocí diez minutos. Pero la verdad, todo había resultado muy natural...

"La bata cayó y ella me tomó el rostro con firmeza para besarme en los labios con algo de urgencia. Ladeé mi rostro para corresponder su beso tratando de seguirle el ritmo pero mi poca experiencia besando me iba a delatar.

La tomé de la pequeña cintura que poseía para acercarla a mí, tenía que hacer esto, una mujer tan bella no me las iba a ganar, aunque tuviera que acostarme con ella, debía hacerla hablar.

Es todo por trabajo, Arlert.

O eso quise creer yo...

En menos de cinco minutos mi traje de señor asalariado ya estaba encima del sofá todo arrugado, estaba recostado en la cama con Annie encima de mí sacándose el brasier para luego volver a besarnos. Mis manos recorrían su cuerpo por completo, su piel era muy suave, el olor a jazmín que había sentido cuando entre a la habitación era el perfume o jabón que ella utilizaba, su piel tenía una esencia increíble. La manera como me tocaba era demasiado excitante, creo que por sus manos la labor de follar con ella no fue difícil, se sentían increíbles.

-Espera. -Dijo antes de pararse de la cama para ir al bar nuevamente y en uno de los platos que tenía encima, tomó un preservativo. Si ya estaba colorado por todo lo que estábamos haciendo, ahora más al saber que tenía que terminar lo que habíamos empezado.

Ella se subió nuevamente a la cama, yo enseguida me senté en la mencionada pero ella me puso la mano en el pecho para obligarme a recostarme nuevamente.

-A-annie, yo puedo -Dije nervioso tratando de sentarme nuevamente.

-No, déjame a mí. -Dijo con una sonrisa divertida, no sé si le gustaba ver el pánico en mi rostro o de verdad lo estaba disfrutando.

La rubia que tenía frente a mi descendió por mi pecho dejando pequeños besos, los cuales eran besos de un mismísimo ángel, pero al llegar a la altura de mi ombligo pude escuchar una pequeña risa antes de sentir su lengua fugazmente por encima de él.

-Uhm, ya... -Me quejé luego que me removiera un poco en la cama. Sabía que habían mujeres muy dominantes, pero quién iba a pensar que yo, el tipo más introvertido del mundo (Según yo, porque mis cercanos siempre decían que era muy sociable con los desconocidos), iba a terminar con ese tipo de mujer en pleno plan de investigación.