El Valor y el Deber

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Todos estábamos tensos, especialmente Yevel y yo. Podíamos ver a Bardon blandir su espada valientemente frente a aquel contrincante, la forma en la que ese tipo lo observaba me molestaba, ese sujeto lo veía con asco, con un repudio casi absoluto.

El sujeto, con un tono de voz monstruosamente grave comenzó a hablar. —Encontrarme contigo en este estado es tan triste, espero que me hagas sudar. —Dijo mientras Bardon lo miraba seriamente, aunque de hecho, él tenía una imperceptible pero presente sonrisa tallada en el rostro. —Es increíble que mantengas la compostura, si algo te hace distinto a cualquier calaña que allá enfrentado antes es que siempre mantienes la cabeza en alto.

La persona que estaba frente a Bardon fácilmente media los dos metros, su piel era oscura, tenía la cabeza rapada y parecía tener algunas escamas en el cuello brazos y hombros, a su vez la apariencia de su cola era como la de Yevel por lo que tiene que ser un reptil. Parecía un formidable oponente, su cuerpo estaba completamente musculado, su aspecto era lo más parecido al de un matón, tenía una camiseta blanca y unos pantalones de camuflaje en el que colgaba «eso es... Es como la de Klaus» —Ese sujeto es un policía... Es alguien de las fuerzas arcanas. —Dije tapándome la boca por la impresión.

—Sí... es un Arcanista. —Contesto Klaus. —Me imagino que si está aquí es para capturar a Bardon y llevárselo. —Confesó colocándose la mano al mentón.

Yevel que estaba analizando la situación, lo entendió al instante. —Te equivocas mocoso, ese sujeto no está aquí para jugar al policía, está aquí por el simple hecho de darle una paliza.

—¿¡Que!? —Dijimos todos los presentes en la habitación.

—Se que es irracional pero esto es algo que tiene que ver con la seguridad de toda la ciudad. Se que es un tema tabú pero considero de suma importancia que conozcan con quienes conviven. —Explicó con una voz seria sacándose otra placa de arcanista y tirándola sobre la mesa. —Ser un Kapinary tan fuerte como Bardon suena genial pero lo que no muchos saben es que cuando has vivido tanto y has absorbido y usado tanta esencia, nuestro cuerpo, mejor dicho, nuestro lado bestial gana fuerza, llega un punto en el que ya no necesitas esencia para realizar una transformación, lo cual suena aún mejor, el problema: ahora necesitas esencia para evitar la transformación.

Todos tragamos saliva, empezamos a temblar, algunos más que otros pero, la confusión no desapareció. —Entonces... Quieren que sea capturado para evitar que se convierta en un monstruo. —Concluí de entre todos.

—No, capturarlo no es la intención de ese sujeto, la intención de ese calvo es probar si Bardon puede controlarse para no perder el control.

—Si fuera así todo el mundo debería estar preso. —Respondí consternada. —No tiene sentido. —Dije aunque en el fondo empezaba a entenderlo.

—Se que te pueda parecer algo injusto pero solo guerreros como él terminan en esas condiciones, solo Bardon y otro puñado de personas tienen ese trato, tal vez ahora que la amenaza de Fozo resuena más que nunca. Por esas razones y más Bardon quiere ser puesto tras las rejas en un lugar que no puede lastimar a nadie en caso de perder el control de su propio cuerpo, después de todo si a él le llegara a suceder, se convertiría en uno de los monstruos más poderosos de todo el país, un Almamuerta. —Dijo terminando con algo que me heló la sangre. Con un tono sádico y a la vez sincero. —Pero somos afortunados, seremos capaces de presenciar un combate inolvidable.

En esa situación tan estresante, todos permanecimos callados con la duda constante de si huir o quedarnos a apoyarlo, nosotros los estorbos no pertenecemos a su lado... Solo podía imaginarme la desesperación de alguien es esa situación. Ver como tu cuerpo se transforma en el de un animal, y perder toda la razón sin poder hacer nada al respecto. ¿Qué clase de pensamientos recorren su mente ahora?

La Catástrofe ElementalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora