—No somos el centro de la creación... Ni nosotros, ni nadie es especial, Nina. No somos más importantes que nadie que se considere consiente. Solo somos un reducto de la realidad, somos los nacidos del caos y el orden. No somos la respuesta a sus problemas, no somos Dioses de nadie; somos los remitentes...
Me encontré en medio de un sueño, rodeada de imágenes que parecían reales pero que al tacto se quebraban como hojas secas. — *Un sueño lucido*—Pensé.
—Finalmente abandonarás la paz para enfrentarte a la violencia. —Dijo una voz familiar.
—Alma... Pensé que nunca te volvería a escuchar. —Dije en aquel sueño.
Ella, sin embargo, no se manifestó. — ¿Cómo estás tan segura de que soy yo y no parte de este sueño? —Argumentó.
—No lo sé, solo sentí que era así.
Pude sentir en su tono de voz algo distinto, como una desaprobación. —Hay cosas que aun no entiendo de los humanos, su complejidad aumenta mientras pasan sus vidas. Solo estoy hablando contigo porque no apruebo lo que estás a punto de hacer, deberías mantenerte al margen y buscar esa vida de bajo perfil que antes deseabas tanto tener.
—No, tengo que hacer esto, ya no persigo nada de lo que me hablas. —Dije bruscamente. —Entendí que esa vida nunca gozaría de la paz en la que otros viven, por eso estoy aquí.
—Eso no es cierto Nina, me aseguré de dejarte en un lugar pacífico para no tenerte que inmiscuir en asuntos ajenos.
—Es cierto, este es mi destino.
—Y yo soy lo más cercano a un Dios para tí, sinceramente no sé por qué no quieren escuchar.
—¿Quieren? —Pregunté notando la incoherencia.
—Jiomí, ella fue el último ser pensante al que estuve unida, me aseguré de quedarme con ella hasta que pudiera establecerse en Nuevo Puerto y unos años después me enteré de que había sido asesinada. Ustedes dos no han sido las únicas personas a las que he estado unida.
Un silencio incomodo prevaleció después de esas palabras, apreté mis puños en ese sueño hasta tal punto que sentí el dolor de mis uñas clavándose en mis palmas.
—¿Sabes? Durante años intenté evadir la pregunta... —Dije levantando la mirada para ver su verde silueta en aquel adimensional espacio. —La ignorancia es la felicidad de los tontos. —Suspiré guardando silencio un segundo, preparándome. — ¿Siempre estarás de mi lado? ¿Qué harás si algún día ya no actúo como deseas? —Expresé mis precauciones sin recibir ni un gesto de su parte. —Acaso... ¿Me matarás si así lo deseas?
Puede que sea una pregunta muy fuerte considerando que a quien le hablo es un ser al que considero como mi propia hermana, pero ¿acaso lo es? ¿Acaso no estás leyendo mi mente ahora mismo, Alma?
Mis palabras, mi postura y mi gesto la hicieron hablar, más no gesticular, sus palabras se volvieron más frías, su movimiento se congeló y de un momento para otro, años de relación se estremecieron hasta los cimientos. Una respuesta muy humana para tratarse de un Dios.
—Parece que finalmente llegó el día, Nina, el día en que cuestionarías nuestra relación, finalmente comprendiste lo osado que era tener a Dios de hermana menor y decidiste plantar la cuestión sobre la mesa. —Dijo ella dándose la vuelta. —La frase que acabas de escuchar la he repetido millones de veces en los últimos millones de años, solo hay que cambiar tu nombre por el de los otros huéspedes y es la misma frase.
—No es algo que me sorprenda, desde hace tiempo ya sé cómo actúas con tus... huéspedes, apareces en sus vidas desde edades muy tempranas...
—Y a repetir. —Respondió quitándome la palabra.
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La Catástrofe Elemental
FantasyLa vida continua y Nina no se queda atrás, a pesar de ser una pequeña niña, su poder mágico se ha vuelto famoso y tendrá que esforzarse para satisfacerse y buscar la felicidad y paz que tanto anhela en su nuevo hogar/planeta, Corona. Cuando todo par...