Bati-interrogatorio

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—Llegaron —informó Conner desde la esquina de la habitación, su compañero que seguía dando vueltas sobre la cama con nerviosismo se levantó en  una hábil voltereta ante el aviso y ambos se dirigieron a la puerta.
—¿A dónde van? —preguntó seria la arquera al ver al par salir por la puerta metálica. 
—Con los adultos —se burló el petirrojo intentando disimular su nerviosismo y el temblor que se expandía por todo su cuerpo. 
La rubia los dejó seguir después de recibir el mensaje de parte de Megan, manteniéndose siempre detrás de ellos. 

Al llegar a la sala todos los esperaban, el murciélago mantuvo la vista fija en el más pequeño desde que entró al lugar, mientras que el hombre de acero parecía hacer todo lo contrario, evitando las miradas de hielo que le lanzaba su clon.

—Tu —habló el caballero de Gótica señalando al acróbata y empezando a caminar con el petirrojo siguiéndole en silencio.  
Solo dile la verdad. Animó su amigo que se quedaba junto a los demás con la preocupación estampada en su rostro. Y llámame si quieres que lo patee
Una risita sonó por lo bajo, la YJ y Superman observaba con curiosidad al chico y su compañero. 

—Ahora me vas a contar toda la verdad —sentenció el murciélago apenas estuvieron dentro de la sala de entrenamiento, aunque con dos kriptonianos atentos a lo que pasaba no estaban a salvo de oídos curiosos. 
—Bien —soltó Robin, para sorpresa del mayor —pregunta.

—¿Qué son ustedes?
—Somos clones, hechos en caso de que los originales se revelen contra la luz —contestó de forma automática, como algo que ha sido grabado y repetido cientos de veces, al mismo tiempo una punzada de dolor le recorría el cuerpo desde la cabeza. 
—¿Qué significa? —preguntó Batman ante las extrañas palabras dichas por el chico. 
—No lo sé —contestó Dick —es solo algo que tengo que decir, supongo. 
El hombre frente a el no parecía muy convencido. 
—¿Cuál es tu identidad? —presionó, cambiando un poco la pregunta —Tu VERDADERA identidad. 
Los ojos azules se clavaron profundamente en los suyos, como si esperaran algo. 
—Ya lo sabes, señor mejor detective del mundo —bromeó el chico sin romper el contacto que mantenían sus miradas. —Soy tu clon, Richard Wayne Grayson.
—Explícate —ordenó el murciélago. 
—¿La versión larga o la corta?
—Solo di la verdad.
—Genial, ustedes los superhéroes son tan difíciles de entender...

"Son un clon, creado por Cadmus con base en el ADN de Bruce Wayne, alias Batman. Tengo quince años existiendo, con un ritmo de crecimiento completamente normal, sin poderes de la fuente de procedencia y sin poderes adquiridos durante la clonación.  'Nací' y crecí en las instalaciones de Cadmus en las que su equipo de niños exploradores irrumpió, ahí fue donde nos encontraron. No somos armas, no en realidad. Lo único que sé sobre nuestro propósito es lo que te dije, lo que ellos nos inculcaron."

Cuando terminó de hablar el mayor parecía bastante sorprendido, o al menos para ser bloque-de-hielo-Batman.
—¿Qué hay de tu compañero?
—El ya les contó. Fuimos creados con tres años de diferencia, obviamente el es el mayor y umm... creo que es todo. 
Por supuesto, no lo era. Pudo haber agregado que el y Conner eran el dúo perfecto, que nunca (al menos hasta que conocieron a la Young Justice) habían tenido compañía además de ellos; pudo haberle reclamado por todos esos años en los que esperaron ser rescatados de aquel encierro casi infernal, pero no lo hizo. Aún así su mirada celeste parecía gritar todas estas cosas, un puchero en su rostro le daba un aire infantil, en efecto parecía un niño a punto de echarse a llorar.  
Coni. Llamó, quizá era un poco egoísta de su parte, llamarlo y crear un caos, de nuevo, aún así no quería seguir hablando con aquel hombre por más tiempo. 
¿Voy? Contestó el clon de inmediato, listo para buscar a su amigo sin importar las personas que aún lo mantenían vigilado. 
No. Interrumpió el petirrojo, soportando las ganas de rogarle para que se apresurara a sacarlo de ahí. Espera un poco más, ya casi termino aquí.

—¿Qué harán con nosotros? —preguntó al notar el silencio ajeno.
—Puedes irte —dijo el contrario sin contestar a su pregunta, aún concentrado en sus propios pensamientos. 
Dick no insistió más y se dio la vuelta, dispuesto a abandonar el lugar, al ver que eso sería todo de parte del contrario se apresuró a llegar donde su amigo le esperaba ansioso.

—No puedo creerlo, sigue vivo —habló emocionado el velocista al verle llegar completamente a salvo, el resto del equipo se amontonó a su alrededor, llenándolo de preguntas.
—¿No te amenazó de muerte?
—¿Te lastimo?
—¿Qué pasa ahora?
—Nop, no, y no lo sé —contestó rápidamente para dirigirse al sofá en medio del lugar donde su compañero le esperaba con una sonrisa brillante. 
Supongo que no fue tan malo.

Casi muero del susto, debería conseguirse un rostro más alegre.

Hablando de cosas ridículas, ignorando el temor por lo que sucedería ahora, se quedaron allí.
 El hombre de acero, después de dar un par de vistazos en su dirección y al percatarse de que el mayor no regresaba, avanzó rápidamente hasta llegar a donde el murciélago se encontraba, con la mirada aún perdida. 
—¿Qué ocurrió Bruce? —quiso saber, tal vez era la curiosidad de un reportero aflorando. 
—Nada —respondió cortante, como siempre —haremos una reunión con el resto de la liga, decidiremos qué hacer con ellos y con Cadmus.
Su tono volvía a ser el mismo, la sorpresa del momento desaparecía por completo. Ante la frialdad del contrario Superman, el hombre de acero, el hombre más poderoso del mundo, guardaba silencio y se apresuraba a seguir sus ordenes.  

ROBINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora