Héroe

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Las personas que observaban la escena se petrificaron, incluso los héroes que aún ayudaban a los civiles a dejar el área pararon en seco al ver el edificio derribarse sobre el petirrojo y luego ver cómo el kriptoniano se movía en una fracción de segundo para quedar sepultado junto a su compañero. 

—¡Sáquenlos! —gritó una voz desde el cielo, la bio-nave se materializó sobre sus cabezas y cuatro figuras saltaron hacia ellos.
Megan, acompañada por el detective marciano, la Mujer maravilla y Tornado Rojo se apresuraban a quitar las toneladas de escombro que habían caído sobre el par de clones.
—Los tengo —apremió la voz calmada del MMH, entre los pilares caídos dos jóvenes sonreían brillantemente a sus sorprendidos espectadores.
Se ven molestos. 
Nah, yo diría que están aliviados.
Con sus poderes el mayor, que aún les observaba con el ceño fruncido, los sacó hasta quedar rodeados por los civiles y el resto de héroes. Cinco pares de brazos se ciñeron a su alrededor en un apretón llenó de cariño, las risas del grupo de adolescentes rompieron el tenso silencio que se había formado.

—¡Eso fue genial! —exclamó emocionado el velocista al tiempo que llenaba de preguntas al petirrojo. Dick se esforzaba por contestar, pero un dolor punzante en su brazo izquierdo le distrajo. Una mueca disimulada se formo en su rostro mientras intentaba esconder su herida.

 Estás herido. —regañó su compañero aún cuando su voz salió cargada de preocupación.
No es nada. —El kriptoniano, conociendo perfectamente la necedad del acróbata, no replicó nada más sino que lo tomó en brazos y se apresuró a llegar a la bio-nave con el coro de burlas de sus compañeros a su espalda.
No tenías que cargarme. —reclamó el más pequeño con un puchero. Su contraparte ignoró el comentario y siguió con su camino. —Vamos Conni, no te enojes. —dijo el acróbata con el tono más tierno y meloso que le salió.
Conner frunció el seño dándose por vencido.
Bien, no estoy molesto, solo deja que te cure esa herida.

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—Supongo que ahora son parte del equipo —dijo el arquero apenas los clones llegaron a la sala donde los demás descansaban sobre el sofá.
Después de la misión se habían encerrado en su habitación sin decir nada a nadie, el resto del equipo, empezando a conocer las raras manías del par, no había preguntado nada y solo pudieron fingir demencia cuando el mismísimo caballero de la noche llamó al monte esperando saber los resultados de la misión por boca del dúo. 

 Una sonrisa alegre de Dick y un asentimiento por parte de Conner fue la respuesta.
—Hey, te lastimaste. —señalo Megan al brazo vendado del acróbata.
—Si, bueno, mi doctor me dejó salir del reposo luego de cuatro aburridas horas, así que supongo que estaré bien. —bromeó Dick, lanzándole una mirada acusatoria a su compañero. 

—¡Heeeeey! —gritó emocionado el pecoso saliendo de la cocina y corriendo hacia ellos a una velocidad decentemente humana.
—Mmh —gimió de dolor el petirrojo cuando Wally se abalanzó sobre él y terminó por tirarlo al suelo. Su brazo lastimado había caído primero y ahora podía jurar que estaba roto.
No sintió el peso del velocista mucho más. Conner se apresuró a quitar al chico, pero sin antes medir su fuerza el pelirrojo terminó estrellándose dolorosamente en la barra de la cocina.
—¡Wally! —llamó preocupada la arquera, el equipo entero había adoptado una posición alerta alrededor del par de clones que permanecían en el suelo. 

Mierda —pensó el mayor, su compañero no alcanzó a distinguir si se preocupaba por su brazo o por la incómoda situación en la que se habían metido.
Está roto —confirmó. —te llevaré al ala médica.
Dick sintió cómo los brazos de su amigo lo levantaban al igual que si levantara una pluma, junto a su pecho escucho los latidos tranquilos del mitad kriptoniano, evitando por cualquier medio los rostros de sus nuevos compañeros.
¿Se ven enojados?
No lo sé, supongo... pero no importa. —Contuvo un gruñido de protesta, debían trabajar en esa actitud.

En la bahía médica , sentado sobre una camilla y observando como su amigo iba de un lado a otro sin saber muy bien qué hacer con todo ese material, la preocupación por lo que sucedería crecía sin parar en su pecho.
No es tu culpa —pensó el mayor sin detener su andar apresurado.
Claro que si, soy un humano, soy débil —contestó, no había pena en su voz, no había lastima, solo enojo. El más alto pronto se detuvo en seco, volviéndose lentamente hacia su compañero. El petirrojo no mostraba señales de llanto sino un lindo puchero que adornaba sus labios en señal de descontento; Conner no supo si molestarse ante las tontas palabras de su amigo o reír por su expresión.

—No eres débil por ser humano —habló, como si quisiera que incluso el aire a su alrededor escuchara sus palabras. Se aproximó hasta quedar frente al más pequeño, tomando su rostro entre sus manos y obligándole a mirarlo. El tacto suave de la piel ajena lo hizo distraerse por un segundo hasta que sus ojos chocaron, azul contra azul, casi como si estuviera hipnotizado. Las palabras salieron entre balbuceos, luchando contra perderse en los iris contrarios. —Ser humano te hace la persona más fuerte que conozco. 

El carmín no se hizo esperar para colorear las mejillas de ambos. Sabían lo que la revolución en sus estómagos significaba y no podría sentirse mejor. Sus labios se encontraron naturalmente en un beso, el primero de ambos, corto, inexperto e infinitamente dulce. Cuando se apartaron, ligeramente reticentes a la lejanía, solo pudieron sonreír con ternura y terminar de curar el brazo del acróbata en un silencio cálido.


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He vuelto (más o menos). 
Capítulo un poco corto pero igual me encanto escribirlo, en el fondo me encantan las cursilerías de estos dos <3 

Amo leer sus comentarios y, por cierto, tampoco entiendo como tengo tanta suerte de que ustedes terminen aquí por accidente. 

Cuídense y espero leerlos pronto.

++Carambanita

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