Trato

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No supieron cuándo ni cómo, todos en el monte se hicieron parte de la misma rutina. Pasó naturalmente: una tarde de películas, galletas horneadas por Megan, incluso la absurda idea de Wally por celebrar el "mesiversario" de los clones como "héroes". 

Conner fue, extrañamente, el primero en notarlo. La forma en la que se sentía tan cómodo rodeado de aquellas personas le resultó alarmante por un momento. Lo ignoró.
Prefirió distraerse con el sonido del ascensor abriéndose y la voz robótica anunciando la llegada del justiciero de Gótica. 

—Reúnanse —ordenó, colocándose en medio de la sala de estar a la espera de que ellos tomaran sus posiciones. —Les daré su nueva misión. 


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En el cuarto de Dick (que ambos compartían) el mayor se movía de un lado al otro de la habitación, murmurando cosas que su compañero no alcanzaba a comprender mientras revoloteaba entre los estantes y el armario.

—Toma esto, empaca varias mudas de ropa, yo iré por comida. —indicó sosteniendo una mochila cerca del rostro del acróbata. 

Coni...

—También pon medicina y algunas vendas.

—Conner.

—No tardo, cuando regrese te ayudaré a cambiar tus vendajes. 

—¡Hey! ¡Tu!

Los pasos del kriptoniano se detuvieron en seco ante los gritos del contrario. 

—¿Qué crees que estás haciendo? 

—¿No es obvio? Nos vamos. 

—No. Tienes que calmarte, no iremos a ningún lado. —Los ojos azules le miraron con demasiadas emociones contenidas. Preocupación. Enojo. Confusión. Traición. Miedo. —Deja la mochila, por favor. 

—No volveremos ahí. De ninguna forma. 

El petirrojo cerró los ojos con frustración, buscando las palabras indicadas para su compañero. 

 —Conner...

—¡No! ¡No lo haremos! ¿¡Acaso olvidaste lo que nos hicieron!? ¡Por eso vinimos aquí en primer lugar! 

—¡Lo sé! 

—¿Entonces por qué? —preguntó, su voz había perdido la fuerza y salía en un susurro —¿Por qué quieren que regresemos? ¿No nos quieren aquí? Pensé... 

—Sabes por qué. Nosotros conocemos el lugar, los programas que ocupan, la seguridad. 

—No pueden obligarnos.

—Si, si pueden. 

Rendido, el kriptoniano se dejó caer sobre la cama junto a su compañero que lo miraba con lastima. Dick se dio a sí mismo un enorme golpe mental. No había notado el apego de Conner con su nuevo hogar. Lentamente se acerco al mayor, hasta que la cabeza de este reposó sobre su regazo y sus dedos acariciaron lentamente el cabello oscuro.

—Casi se sentía como un hogar. 

—Lo es, no lo dudes. Ellos nunca actuarán como nuestros padres, pero no los necesitamos. ¿O acaso no me tienes a mi? 

La sonrisa pequeña que adornó el rostro de su amigo animó al petirrojo a seguir hablando. 

—Iremos allá, cumpliremos la misión, y volveremos aquí. No pasa nada. 

—Puedo sentir tu miedo Richard, tu tampoco quieres ir. Es una mala idea, lo siento...

—No hay otra opción. Batman fue claro, iremos. 

—Bien, pero si algo sale mal yo mismo te sacaré de ahí; no me importa si no nos aceptan de regreso, si Batman se molesta, si Superman se molesta o si los demás no vuelven a dirigirnos la palabra. 

—Me parece justo.

Se quedaron sobre el colcho un tiempo más. El acróbata había terminado por acomodarse entre los brazos de su compañero, reconfortándolo con su cabeza recostada sobre el pecho del más alto y hablando ocasionalmente por el lazo mental. Esa ocasión no hubo besos, no hubo palabras susurradas tiernamente al oído; solo la esperanza de que todo saldría bien. 


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—¿Creen que fue a propósito? —preguntó la rubia rompiendo el silenció que se había formado en la estancia desde la despedida del murciélago. 

—No... —contestó el atlante sin dudar. Antes de que pudiera seguir Wally le había interrumpido con un tono apagado.

—No es justo. No deberían obligarlos a ir a ese lugar.  

—¿Por qué no? Ellos conocen mejor el lugar, serán de utilidad. —contestó el mayor de los arqueros con su mejor tono de indiferencia. El creía en la liga de la justicia, en el trabajo de todos los héroes, el suyo incluido, para proteger a las personas... pero aquello... ¿qué bien había en eso? ¿tan importante era lo que iban a buscar que valía la pena llevar a sus dos nuevos amigos al lugar donde los habían torturado durante años? 

—Podríamos hacerlo solos. No salió tan mal la última vez. —sugirió Megan con esperanza. 

—No. —habló de nuevo Kaldur. —Llevarlos de regreso a Cadmus... creo que era su plan desde el principio.



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