Gótica II

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—Hay que ir.

NO —Fue la respuesta automática de Conner ante las palabras de su compañero. —Esa no es la misión

Hay personas ahí Coni, no podemos dejarlos.

Es muy peligroso para ellos. En definitiva nos echaran si los matan.

Lo sé, pero no creo que quieran quedarse cuando no logren detenernos —contestó con molestia el acróbata.

El resto de la YJ se dio cuenta de la conversación en la que no formaban parte por las miradas mal disimuladas que se daba el par de clones. Molestia y preocupación fluían en partes iguales por el lugar.
—Mmm —carraspeó la rubia, pidiendo un poco de atención —No pueden ir.
—Lo sabemos. —asintió el petirrojo con una sonrisa.
—Y aún así lo haremos— terminó el kriptoniano.
—Pero pueden esperar aquí, no tardaremos mucho —Robin había dicho aquellas palabras con un tono casual, disfrazado de broma, pero todos lograron notar la seriedad que llevaba impreso su rostro.

—Iremos con ustedes —declaró por fin el Atlante. —Señorita marciana, ¿Podría dar el aviso a la liga? —Megan asintió antes de volar a dónde habían dejado la bio-nave.
Los alcanzaré allá, tengan cuidado.

El banco central quedaba a un par de kilómetros, y si a esa hora el lugar no se encontrará abarrotado de personas que salían del trabajo hubiera sido posible llegan volando. El grupo de héroes se puso en camino, saltando por los techos de los grandes edificios de Gótica. Unos cuando minutos después vieron el lugar, casi idéntico al que habían allanado anteriormente, iluminado por completo a pesar de la hora que era.

—Es la hora del cambio de turno —informó el arquero.
Además del barullo de personas que entraban y salían todo parecía estar en calma —¿Cuánto falta?
—Seis minutos —informó Artemisa.
—Esperaremos.
—No, debemos acercarnos más —dijo el mayor de los clones. Ambos chicos saltaron desde el techo del edificio en el que se encontraban sin esperar respuesta, cayendo silenciosamente sobre la calle a oscuras.
¿¡Qué están haciendo!?  —Quisieron gritarles los demás. Pero el par ya se encontraba del otro lado de la acera, escondidos entre las sombras de los árboles que adornaban la fachada del edificio.

Dos minutos —le recordó Conner a su amigo, a unos pocos metros de él, mientras ambos intentaban localizar cada puerta y ventana del lugar, las posiciones de las personas y los objetos que había cerca.
Los alrededores se mantenían en silencio, el grupo guardaba la (ingenua) esperanza de que nada sucediera. Cuando los números en el reloj del holo-guante de Robin marcaron ceros ambos pelinegros contuvieron el aliento.
Durante unos segundos no pasó nada, luego, tenue y progresivamente, un zumbido llenaba la calle vacía y se extendía por toda el área alertando a los presentes, que volteaban distraídos en su búsqueda completamente ajenos al peligro que corrían.
Aquí viene —Advirtió el petirrojo.

BOOOOOOOM

Una explosión pequeña en el interior del edificio hizo que los demás integrantes del equipo se precipitaran al interior del lugar junto a sus compañeros que se habían movido apenas empezara el molesto sonido. Las personas corrían asustadas, intentando salir, pero las puertas se habían cerrado y solo el dúo había logrado entrar a tiempo.
Mientras la cortina de humo y polvo se disipaba reunían a los civiles en el baño de damas, una carcajada sonó por todo el lugar, petrificando a todos los presentes en sus lugares.

—¿Quién es serio, aguafiestas, se viste de negro —empezó a decir una voz aguda escandalosamente, entonces se detuvo al lograr visualizar al par de adolescente en posición y listos para pelar —¡Y no llegó a nuestra cita! —terminó.
La ira se leía en su rostro, detrás de el un hombre alto y vestido con un llamativo traje verde rodaba los ojos. El payaso podía ser un genio criminal, pero no era bueno haciendo adivinanzas. 

—¿¡Dónde está Batsy!? —preguntó entre gritos.

¿No había alguien peor que estos tipos?  —pensó el petirrojo para su compañero al reconocer el saco purpura y la cara cubierta de maquillaje blanco; además de los signos de interrogación que se amontonaban en la vestimenta del otro sujeto.

—No creo que venga hoy —contestó el acróbata. Solo necesitaban ganar tiempo y asegurarse de que nadie resultara herido.
—Que mal, supongo que tendré que jugar con ustedes —dijo el payaso en tono infantil antes de lanzarse hacia Conner con una navaja en las manos. A penas lo tuvo enfrente el kriptoniano se aseguró de darle un buen golpe que lo hizo estrellarse contra la pared frente a ellos.
—Pero mira que interesante —rio el Guasón incorporándose —¿Cómo no me fije en el bonito dibujo que tienes ahí?... No sabía que Superman tenía un hijo, ¿qué dirá tu papi si te hago una linda cicatriz en el rostro?
—Yo no vine aquí para pelear con un alienígena —dijo el Acertijo desde su lugar —Supongo que nos veremos luego, salúdame a tu papito —añadió entre risas ahogadas para desaparecer por el agujero en el piso. 

—Parece que me abandonaron, más diversión para mi —rio nuevamente para arremeter esta vez contra el trapecista.
Lo tengo, no te preocupes —aseguro al ver que su compañero hacía amago de intervenir. Con un salto ágil se posicionó detrás del confundido payaso, tirándole al piso de una patada.
—¿Y tu quién eres, lindo petirrojo?
—Nadie que conozcas.
—Aburrido —se quejó el mayor para levantarse y seguir atacando. Cada corte que hacía con el arma era fácilmente esquivado por el más joven, que le habló de nuevo.
—No puedes ganar, solo entrégate, tu plan falló... y así podrás ver a Batsy.
—Tu propuesta es tentadora —contestó el llamado príncipe del crimen, deteniendo sus movimientos y observando con su escalofriante sonrisa al par de chicos. Conner se había puesto delante de su compañero en una clara señal de protección. La sonrisa del Guasón se hacía cada vez más grande —Pero está vez tendrán que disculparse con el murciélago grande y malo por mi... además, claro que mi plan no falló —se quejó, segundos después una segunda explosión sacudió el edificio, seguido por más estallidos, todos sobre sus cabezas. 

¡Hay que ir por los civiles! —exclamó el mayor, ambos ya estaban en marcha mientras los escombros caían sobre ellos.
Las estridentes carcajadas del Guasón se perdían en algún lugar de Gótica mientras ellos corrían sacando personas. Conner había hecho un agujero en la pared delantera del lugar, donde el resto del equipo ayudaba a la gente a alejarse del área.
Un par de hombres, guardias de seguridad, que habían ayudado a guiar a las personas estaban por salir del edificio cuando la estructura crujió a su alrededor, las paredes dañadas se tambaleaban a su alrededor, listos para dejarlos sepultados de un segundo a otro. 

Voy  —avisó el petirrojo a su compañero, con un salto llegó a donde estaban ambos sujetos y sosteniéndose de una varilla los impulso hacia el exterior.
Justo a tiempo para que las paredes se derrumbaran sobre él.



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Sin comentarios.

++Carambanita :D 

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