XXXVII

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—Les hice el desayuno.—Dijo a Soojung y Jongin al verlos bajar por las escaleras. Wooyoung aún dormía y él se había levantado temprano solo para hacer aquello, encontrando de esta forma una manera de "pagarles".

—No tenías que hacerlo, San.—Susurró la mujer, San entregándoles sua respectivos alimentos y guiándolos al comedor tímidamente.

—Yo quería.

Soojung y Jongin aceptaron aquello. San no cambiaría de parecer.

—Me encanta el desayuno.—Comentó Jongin.—Pero eso no va a hacer que me olvide de que dormiste con mi hijo cuando teníamos un trato.

—Señor Jung, yo...

—Solo cuentame porqué mi hijo estaba allí y no tendrás que irte.—Había una arruga en su frente, y un ligero toque de enojo en su voz que el diccionario mental de San detectó fácilmente.

—Él volvió a su habitación, pero yo no podía dormir... Yo no fui a su habitación, lo juro, él solo volvió y yo no pude pedirle que se marchara... Temía que ella regresara.—Contó con cierto dolor en sus palabras.

—¿Estás bien?—Preguntó Soojung preocupada.

San se encogió en hombros.

—No te pediré que no vuelvan a hacerlo.—La voz de Jongin volvió a sus oídos.—Pero por favor duerman con la puerta abierta y no hagan nada indebido.

—Está bien.—Aceptó.

El silencio los invadió hasta que Soojung interrumpió.

—Necesito saber si te sientes bien, San. Por favor.

—Estoy algo bien. Hablaré con mi psicóloga mañana. Ella me ayudará con todo eso, lo prometo... Además, Woonie me ayudó un poco anoche.—Aclaró.—Él siempre me ayuda.—Una sonrisa se dibujó en sus labios inconscientemente.

—¿Cuando te refieres a esa "ayuda" debo deducir que hicieron algo más que dormir?—Jongin volvió a hablar.

San tragó saliva. Realmente tendría que andar con cuidado en esa casa.

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San estaba solo. Wooyoung y Jiwoo estaban en la escuela. Y Soojung y Jongin en el trabajo. Saldría en la tarde con Hongjoong, pero aún faltaba mucho para eso.

Estaba aburrido.

Limpió el lugar, miró algo de televisión, volvió a limpiar.

No sabía que hacer.

Fue durante el almuerzo cuando recibió su llamada.

—Adivina quién soy.—Escuchó con un tono de voz juguetón en cuanto se llevó el celular a la oreja.

—Amor, ví tu nombre en la pantalla y no podría confundir tu voz. Estás locos si crees que no se quien e...

—Es un juego, San.—Explicó pacientemente.—Se supone que tu finges no saber quien soy, coloco mi mejor voz sexy, te doy datos acerca de lo muy atractivo que luzco y terminamos teniendo una rápida sesión telefónica...

—Lo... Lo siento. No lo sabía.—Se disculpó nervioso. No podía creer que su novio realmente deseara tener aquello por teléfono con él en esos momentos, pero tampoco tenía intereses de replicar.

—Tal vez podríamos saltarnos la última parte. Es decir, sería algo vergonzoso que alguien me escuche... ¡Yeosang! ¡Deja de mirarme así!... El punto es que soy yo, estoy enamorado de tí, y quiero hablar contigo.

El Chico de la Ventana. woosan (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora