CAPITULO 27.

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Mi teléfono suena nuevamente y logro ver una luz débil iluminando la habitación a oscuras. Mientras estuve hablando con Liam, hasta que fuimos dormir un rato, mi madre me estuvo llamando. No tengo ganas de atenderla. No estoy para aguantar sus gritos. Me alivia saber que ese aparato está en vibrador. Me puedo quedar entre los brazos de Liam tranquilamente sin la necesidad de moverme cada dos minutos para apagar esa cosa.

Liam hace magia. Hace tres horas había llegado muy enfadada, no pensaba en nada más que en ese teléfono. Quizás fue coincidencia. Es más, mi madre vendió cosas de Noah. Por más que yo me opusiera, ella lo hacía. Puede ser que le haya vendido el teléfono a Liam. Es demasiada coincidencia pero, ¿Si no que otra explicación hay? Encaja perfectamente esta. Mamá de alguna manera habló con Liam, le ofreció el teléfono, él lo aceptó y ese día aprovecho a ir.

Repito esa explicación en mi cabeza y me siento una ingenua. Pero no importa, dejaré de desconfiar en Liam. Justamente, él es el único en quien puedo confiar ahora. Pienso que si tuviera algo para decirme, si tuviera algún secreto oscuro, me diría. Confío plenamente en él.

Ahora mismo, no es que desconfíe, sólo me da curiosidad. Me muevo cuidadosamente intentando aflojar el agarre de Liam sin éxito. Tomo una almohada y la pongo entre nosotros logrando que Liam me suelte y la abrace. Me levanto, camino en la oscuridad hasta la puerta y, sin hacer el mínimo ruido, salgo. Mientras camino por el pasillo lo hago en estilo ninja con el objetivo de que ni yo misma pueda escuchar mis pasos. Llego al living y localizo el celular de Liam en el mismo lugar de antes. Un poco descuidado de su parte. Tal vez confía en mí y, al momento de poner nuevamente el celular allí, ni siquiera pensó en que haría todo esto para revisarlo. Pobre de él, aún no me conoce bien.

-Debe haber algo aquí-. Susurro tomando el teléfono.

Lo enciendo y salta una pantalla para que ponga la maldita contraseña. ¡¿Es una broma?! Ni siquiera sé cuándo es que cumple años, no sé nada. Que mierda que es esto. La súper película en la que estaba actuando a sido cancelada.

-¡Emily!-. Me sobresalto dejando caer el celular al suelo.-¿Dónde estás?-. Su voz sale de adentro de su habitación, eso me da la calma suficiente para agacharme, tomar el teléfono y volverlo a poner en su lugar.

-Bien, Emily, respira-. ¿Acaso le tengo miedo a Liam? ¿Por qué me pongo así? Ni que me fuera a pegar.

-Emily-. Escucho detrás de mí.

La mínima calma que estaba teniendo se esfuma. Intento pensar en otra cosa en lugar de darme vuelta y aguantar la oscura mirada de Liam. Echo mi vista al reloj que está en la pared enterándome de que no estoy aquí hace tres horas, ya son las ocho de la noche. ¿Estábamos tan cansados? Jamás he dormido una siesta tan larga. Pero, curiosamente, es la primera vez que duermo con la mente tan tranquila en mucho tiempo.

-Emily...-. Susurra Liam en mi oído antes de dejar un beso en mi cuello. Pone las manos en mi cintura y me da vuelta. Me doy cuenta que observa detrás de mí, está mirando su teléfono.-¿Qué hacías?-. Pregunta sin una sola expresión en su rostro.

-N-nada importante-. Respondo con la voz más aguda de lo que esperaba.

-¿Nada importante?-. Repite.-No me gusta que se metan en mis cosas-. Me estremezco por su mortal cambio de tono al hablar.

-Lo siento...-. Susurro bajando la cabeza. En lugar de decir algo más, Liam me sorprende dándome un beso en la frente.

-Si tienes alguna duda, pregunta, pero no hurgues por mis cosas-. Asiento y dejo salir el aire que estuve aguantando.

-¿Te diste cuenta cuanto tiempo hemos dormido?-. Liam mira el reloj deja escapar una risa.

-Ha valido la pena, hace tiempo no dormía tan bien-. Dice volviendo su mirada a mí.

Gritos Silenciosos (2° Temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora