CAPITULO 25.

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Me encuentro desayunando unas simples tostadas y un té mientras espero a que se haga la hora de ir a la escuela. Odio ir allí. Lo bueno es que el mes que viene comienza un nuevo ciclo escolar y yo terminaré por fin. Me sacaré la puta escuela de encima de una buena vez.

Por primera vez, en un par de años, desperté sin ganas de pisar la escuela. Con miedo de hacerlo. Con nerviosismo. Por primera vez llegaré y no tendré a quién saludar, no tendré con quién entablar una conversación decente. Me encontraré con miradas conocidas llenas de... ¿Miedo? ¿Asco? ¿Repulsión? Cualquier opción no será novedad.

Dejo escapar un sollozo por mis pensamientos recientes. ¿Desde cuando vuelvo a sentirme así antes de ir a la escuela? Está bien, me pelee con mis amigas. Bueno, también con mi... ¿Amigo? Hay un chico de mi otra escuela que me acosa. Aquí en casa las cosas están empeorando pero... nadie me pega, nadie me insulta a tal punto de hacerme la vida imposible. Estoy bien... ¿Estoy bien? ¡Estoy bien! Todo está perfecto. La vida es como una montaña rusa, sólo eso. Estoy perfectamente bien.

-Emily-. Me llama mi madre sacándome de mis pensamientos. ¿Cuándo llegó aquí?

-¿Qué sucede?-. Pregunto antes de seguir tomando mi, ya casi frío, té.

-Hoy intenta venir temprano. Me debes ayudar a bajar cosas del camión de mudanzas-. Se da vuelta y comienza a guardar cosas en su bolso para ir a su, hasta ahora desconocido, trabajo.

-¿Camión de mudanzas?-. No entiendo nada.

-Emily, ¿Dónde dejaste tu cerebro? ¿Lo podrías poner en funcionamiento de nuevo?-. Pongo los ojos en blanco y me paro molesta para irme de aquí.

-Vete a la mierda-. Susurro saliendo de la cocina.

-Hoy tu padre se viene a vivir aquí, sólo eso-. Me congelo en mi lugar.

-¿Qué? ¿Por qué?-. Giro y la miro confundida.

-Lo normal es que una familia viva junta, no separada-. Comenta riendo.-Volverá a ser todo como antes-. Festeja con una voz chillona y pasa frente mío para salir antes que yo.

Salgo de mi trance y antes de que mamá cierre la puerta me voy yo también de allí.

Al llegar justo a la puerta de la escuela me detengo. Debo prepararme mentalmente para mi día de soledad absoluta. Si no me hubiera peleado con Sam estoy segura de que me diría "¡Por el amor de Dios! Sólo habla con alguien y ya". A ella jamás le cuesta hacer amigos, en cambio, yo soy un caso perdido. No es que no quiera, simplemente no puedo acercarme a alguien y entablar una conversación. No me nace ir a hablar con alguien que jamás he visto en mi puta vida.

Antes de poder entrar a la escuela una voz conocida me detiene.

-¡Em! ¡Emily!-. Giro encontrándome a Cameron con las mejillas algo sonrojadas corriendo hasta mí. Dejo escapar una risa.

-¿Qué te pasó?-. Pregunto.-¿Y qué haces aquí?-.

-Pensé que llegaba tarde y comencé a correr desde casa, sí, estoy loco. ¡Oh! Me transfirieron aquí y te reconocí perfectamente desde atrás-. Levanto una ceja por su último comentario y veo como sus mejillas toman aún más color.

Cameron no se parece en nada a Liam. No hablo por la apariencia, aunque también, sino más por dentro. Para empezar, Liam vende drogas, y aunque Cameron también, él las consume. En cambio, Cameron, estoy segura de que nunca ha probado algo más que porro en su vida. También, Liam es todo menos dulce, en cambio, Cameron me da mucha ternura... ¿Qué estoy haciendo? ¿Por qué los comparo? Con ambos tengo una relación totalmente distinta, ¿En qué mierda pienso?

Gritos Silenciosos (2° Temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora