Despierto con un fuerte dolor de cabeza y veo que ya es de noche. Miro el reloj y son las 9:23 p.m. Miro mi celular que tiene varias llamadas perdidas de Sam.
-La única a la que le importo…-. Digo secamente.
Devuelvo la llamada, la habré dejado muy preocupada.
-¡Emily Watson y la puta que te pario!-. Suelto una carcajada por la frase llena de furia de Sam.-No te rías puta-.
-Hola amor-. Saludo aun riendo.
-¿Qué te pasó hoy? Me preocupaste muchísimo-. Dice.
-Hubieras venido-. Digo con un tono obvio.
-Sabes que hay que pagar para entrar a ese puto barrio de ricos si no vas con alguien que vive allí-.
-Yo te iba a buscar. Oye, calmate con las palabras “puta” y “puto”, Gracias-. Le digo y ella ríe.
-Bueno, dime que te pasó hoy-.
-Me drogué-. Respondo sin más.
Realmente no me importa que Sam sepa esto. ¿Por qué ocultarselo?
-¡Emily!-. Grita sorprendida.
-¿Qué?-.
-¿Tenías droga y no me invitaste?-. Pregunta con una voz muy desilusionada.-¡Estoy decepcionada de ti! ¿Qué pasó con eso de que somos hermanas y estamos siempre juntas?-. Dice.
-¿Qué? Primero, ¿Eso de hermanas que tiene que ver? Y segundo, ¿Te drogas?-.
-¡Obviamente! Nunca te dije porque no quería hundirte, eso lo decide uno mismo. Pero ya que te acabas de hundir… ¿Quieres ir a una fiesta? Debes probar más cosas. Por cierto, ¿Con qué te drogaste?-.
-Pastillas-. Respondo algo ausente.
Mi amiga se droga y yo acabo de enterarme.
-¿Y? ¿Vienes?-.
-Me preparo y voy a tu casa-. Digo y cuelgo. Quiero ir.
No me importa lo mal que me haga esto. Descubrí que me ayuda, y mucho. Esto sí sirve y me hace olvidar el dolor más rápido y por más tiempo que cualquier corte que me haya hecho antes, que cualquier pastilla para dormir que haya tomado. Ya sé dónde debo estar, que debo hacer.
Me paro de golpe logrando que se me nuble la vista y me maree.
-Mierda-. Me quejo. Cuando me repongo voy a mi armario. Luego de escoger mi ropa la dejo en la cama y me voy a bañar.
Una vez lista, pido un taxi para que me lleve a la casa de Sam. Luego de un largo camino llego, que cuando estoy de humor lo recorro caminando (E increíblemente no se me hace tan largo) le pago al taxista y me bajo. Toco timbre y Sam sale vestida con un top bordo y un short de jean muy corto.
-Estas para el infarto-. Decimos al mismo tiempo.
Yo estoy así: (Multimedia)
Entramos y me miro al espejo. Tengo los labios con un leve brillo y los ojos pintados de negro.
-¿Dónde es la fiesta?-. Pregunto.
-En la casa de un amigo-. Dice mientras se maquilla.
-¿Amigo?-. Pregunto alzando una ceja.
-Por ahora…-. Dice sonriente.
Nunca me había planteado el tema de tener novio. Y no quiero. Si quiero estar con alguien pero siento que me ataran con cadenas, que me hundirán, si es posible, más de lo que ya estoy.
-¿Vamos?-. Dice Sam parándose.
-Sí-. Respondo moviendo mi cabello para que este más salvaje.
-Si haces eso cuando lleguemos me quedaré sin diversión-. Se queja Sam haciendo un puchero. Río.
-Tienes lo tuyo rubia, vamos a conseguir una buena noche-. Le digo guiñándole el ojo.
No sé a qué me refiero con “buena noche”. Sé en qué piensa Samantha, y no digo que no me importe, pero no me interesa estar con nadie por ahora.
Llegamos a una casa que explota de gente… esta será una gran noche, no sólo buena.
ESTÁS LEYENDO
Gritos Silenciosos (2° Temporada)
Novela JuvenilDos años. Exactamente dos años. La vida de Emily ha cambiado para bien, por fin tiene un respiro. ¿Pero qué pasaría si volviera él para alejarla del sostén de su vida? ¿Quién la ayudaría a olvidar todo por un rato? ¿Quién y qué? Tú mismo lo dijis...