Capítulo 9: ¡Salud!

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Agarro seis de doce pastillas que vienen dentro de la caja blanca, me las meto en la boca y antes de tomar un poco de vodka siento un sabor inesperado: Fresa. ¡Sabía que no era droga! Aunque debo decir la verdad, estoy decepcionada. ¿Por qué me dio caramelos? ¿Acaso no me veo lo suficientemente ruda como para poder soportar pastillas? ¿No me veo merecedora de ser parte del grupo que le debe comprar drogas? No lo entiendo.

Voy al frente de un espejo y abro la boca. Las pastillas son blancas, no rojas, estaban bañadas en algo de fresa. Entonces sí son… me parece algo muy elaborado para ser droga. Cautivada por el sabor a fresa con ayuda de Vodka trago las pastillas. Esa bebida me quema la garganta pero me da igual, es una de mis favoritas. Me recuesto en la cama. De pronto, ya no siento nada, no tengo fuerzas, respiro con una tranquilidad que nunca tuve, me siento relajada. Pongo los brazos a mis dos lados, me siento bien. No me veo, pero sé que tengo una sonrisa pintada en el rostro, una sonrisa de drogada, pero sonrisa en fin. Todo se vuelve pixeleado, no entiendo nada pero no me importa. Mi alrededor no existe más, los problemas ya no existen. Me levanto y tomo la botella de Vodka.

-¡Salud!-. Digo con melancolía y me tomo toda la botella rápidamente. Al terminar arrojo la botella a un lado generando un estallido de cristales. Me paro y tomo mi celular. Busco en mis contactos esas putas cuatro letras…

-¿Hola?-. Atiende.

-…-.

-¿Hay alguien ahí? Emily, te tengo agendada, ¿Qué pasa?-.

-…-.

-Hija…-.

-Deja de hablar con eso y ven aquí, amor-. Escucho en el fondo.

-Emily, muy infantil de tu parte esta broma-. Corta.

Gruño y tiro el celular al mismo rincón donde tiré la botella.

-¡¿Por qué mierda te fuiste!?-. Estallo llorando. Me tropiezo con un almohadón y caigo de espaldas.-¡Que tonta soy!-. Grito entre carcajadas.

Suena mi teléfono y me arrastro entre los vidrios logrando muchos cortes, lo tomo y contesto.

-Hola-. Digo entre risas.

-¿Emi? ¿Estás bien?-. Pregunta Sam algo divertida. Sigo riendo y corto la llamada. Tengo sueño, mejor iré a dormir. Me paro como puedo y, ya más calmada, voy hasta la cama, la abro y me acuesto. En menos de cinco minutos me duermo.

Gritos Silenciosos (2° Temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora