Capitulo 17

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////////////////////////////HORAS ANTES //////////////////////////

Esa misma mañana en la villa, todos los aldeanos en compañía de los caballeros del santuario, se encontraban reunidos en medio de la plaza de la aldea, realizando los últimos preparativos decorativos para la celebración del gran festival de paz, aquel importante evento que tanto significaba para todos, y que representaba la nueva era de cambio y esperanza que llevaría a todo el mundo hacia un hermoso y brillante futuro.

Por esa misma razón, con gran entusiasmo, todos los residentes del pueblo y los de sus alrededores, se habían levantado desde muy temprano, y agradeciendo a los dioses por aquel nuevo día lleno de luz y calor, emprendieron a realizar sus labores, trabajando juntos, colaborando unos con otros, apoyándose mutuamente en cada pequeña tarea, para que aquella festividad fuese la más sensacional, hermosa e inolvidable de todas.

Sin duda alguna, aquella celebración, era una ocasión sumamente especial, y como tal, se había invitado a todos los residentes de la villa a participar en su elaboración, a todos, incluyendo, a cierto habitante extranjero de cabellos platinados, quien, en esos precisos momentos se podia decir que estaba de todo tipo de humores excepto feliz.

Minos de grifón, se encontraba recorriendo las extensas calles del pueblo de Rodorio con expresión más que inquietante en su rostro, podia verse una feliz sonrisa dibujada en sus labios, pero sus ojos, destilaban una emoción completamente contradictoria y siniestra, pues podía apreciarse en ellos un perturbarte destello de algo extrañamente parecido a un enorme deseo asesino.

El gran juez del inframundo, observaba con ferviente desprecio a la enorme multitud que se aglomeraba en grandes cantidades por las calles frente a él, exasperándole hasta las entrañas por aquel acontecimiento, asesinando con la mirada a todo aquel despreciable ser viviente que se atrevía a cruzare en su camino

.- "Humanos bastardos..."- pensó con fastidio el juez ante el irritante panorama, si habia algo que al gran espectro le molestase más en todo el mundo que el ser amable con los estúpidos humanos de esa repugnante villa, era que esos mismos estúpidos humanos se amontonaran en un solo lugar como rebaño de vacas, estorbando y entorpeciendo su transitar e invadiendo su precioso espacio personal.

Pero sus problemas no terminaban ahí, sino todo lo contrario, pues también, de alguna extraña manera que ni él mismo alcanzaba a comprender aún, se habia visto presionado por los miserables aldeanos a ayudar en las patéticas y aburridas actividades de ornamentación para el estúpido festejo ese de *armonía* o como se llamara

Por ello, ahora...él, el gran Minos de Griffon, el más fuerte y orgulloso de los 3 jueces del inframundo, se encontraba ahí, caminando por aquel infernal ajetreo de repulsivos aldeanos, llevando sobre sus hombros como burro de carga una enorme escalera de madera y un gran balde de pintura roja en su brazo, para poder decorar con él los ridículos letreros que se utilizarían en la endemoniada celebración.

Definitivamente, era un golpe bajo para su orgullo.

No obstante, por más que el gran juez quisiera asesinar a todos los aldeanos y desmembrarlos pedazo a pedazo por obligarlo a realizar semejante estupidez, no podia hacerlo, o mejor dicho, no debia, no podia permitirse causar revuelos de ningún tipo, al menos no por el momento, no cuando todos los inservibles caballeros de la chiquilla inútil de Athena se encontraban deambulando por todos lados como la peste que eran.

Aun cuando ninguno de ellos era competencia para él, no podia darse el lujo de llamar la atención más de lo necesario y arriesgarse a ser descubierto, de lo contrario, podrían venirse abajo todo los retorcidos planes que tenía preparados, como un simple castillo de naipes arrasadas por el más sereno viento, y eso era algo que no iba a permitir.

[Minos x Albafica] Del Odio al Amor  Solo se Necesita un BesoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora