[Minos x Albafica] Del Odio al Amor Solo se Necesita un Beso

Capituló 7

Al término de unos cuantos minutos, Minos y Albafica se encontraban prontos a llegar a una taberna que se encontraba en las afueras del pueblo de Rodorio, esta era pequeña, pero aun asi era acogedora y agradable, pues servía principalmente como un lugar de descanso para los viajeros, lo que la hacía un buen lugar para comer algo y relajarse.

El pequeño viaje para llegar hasta allí no les tomo demasiado tiempo puesto que Minos, a pesar de la fuerte desaprobación de Albafica, había realizado el trayecto volando, acción que no le agrado en lo más mínimo al santo dorado quien se vio forzado a ser llevado por el espectro en sus brazos al estilo princesa, acción por la que pasó todo el recorrido reprendiendo al juez, pero que raramente, al mismo tiempo, paso todo el trayecto manteniendo los ojos fuertemente cerrados.

-Bájame.- ordeno cortante el santo de piscis en cuanto llegaron a la taberna, claramente no le había hecho ninguna gracia ser cargado de esa manera tan humillante y era evidente que estaba luchando con todas sus fuerzas para no estrellar al espectro contra el suelo de un solo golpe.

Minos hizo lo que le pidió intentando no decir nada, pero al ver el rostro irritado del caballero no pude contenerse.- Oye, no te enojes.- trato de tranquilizarlo.- esta era la mejor forma de llegar hasta aquí sin demorar tanto tiempo.

.-No, no era la mejor forma!.- dijo molesto el joven guerrero.- seguramente ahora mismo todos en el pueblo deben estar alarmados por haber visto a un espectro volando por los alrededores!.-

.-Descuida.- respondió tranquilo.- estábamos a una altura muy elevada, es imposible que alguien nos viera y pensase que éramos algo más que un ave algo grande, no te preocupes.-

.-Espero que tengas razón.- menciono el joven piscis un poco más relajado, y con paso firme se dirigió a la entrada del local siendo seguido por el espectro.- Escucha....- dijo de repente.- acepte venir aquí porque no me dejaste otra opción, sin embargo una vez terminado esto, quiero que te marches y me dejes en paz, ¿te quedo claro?.-

.-Como el cristal.- bufó divertido

.-Bien.-

Sin más que decir ambos se adentraron a la pequeña taberna, siendo recibidos al instante por la camarera del lugar, una linda joven de cabello negro y cuerpo esbelto, que los saludo con una gran sonrisa desde la barra de bebidas donde se encontraba.

.-Bienvenidos sean caballeros, por favor pasen y tomen asiento, en un momento los atenderé.-

Siguiendo la petición, ambos guerreros se dirigieron a una de las mesas que se encontraba en el más lejano rincón de la taberna puesto que Albafica se negó rotundamente a sentarse en algún otro lugar, algo que a Minos no le sorprendió en lo absoluto, ya conocía demasiado bien la obsesión del caballero por no acercarse a otros debido a su sangre venenosa, aun cuando el lugar se encontrara completamente vacío debido a la temprana hora en la que se encontraban y por ende no hubiese necesidad de preocuparse por ello, decidió que lo mejor era no insistir en el tema.

Cuando llegaron a su mesa Minos comenzó a despojarse de su Sapuri, hecho que no pasó desapercibido por el caballero.

.-¿Por qué te quitas tu armadura?.- pregunto curioso el joven santo mientras tomaba asiento y le miraba con desaprobación.

.-Sera más cómodo así.- aclaro mientras removía cada parte de su Sapuri hasta retirársela por completo, quedándose solo con unos pantalones de lana grises y una playera negra sin magas ajustada, dándole al juez una apariencia por demás atractiva.

Sin proponérselo, Albafica se quedó absorto por un momento por lo que yacía frente el, aquella camisa sin mangas dejaba totalmente a la vista los fuertes brazos del espectro mientras que al mismo tiempo hacia resaltar el bien formado pecho del juez el cual quedaba parcialmente oculto por su largo cabello plateado; pese a que esta era la segunda ocasión en la que veía al espectro usando ese tipo de ropa, sin duda tenía el mismo impacto que en la primera vez: ponerlo extrañamente nervioso.