Capitulo 14

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El tiempo continúo su curso después de aquel acontecimiento; los días transcurrían con completa normalidad, sin prisa...pero sin pausa, y poco a poco, el gran día de la celebración conmemorativa de la alianza de paz entre la tierra y el inframundo estaba cada vez más cerca.

Todos los habitantes de la villa de Rodorio al igual que todos los guerreros del santuario estaban totalmente emocionados por tan importante evento, aquella gran celebración seria el recuerdo de todo lo que hasta entonces se había sacrificado, todas las vidas de guerreros y personas inocentes que ya no se encontraban más en este mundo a causa de la larga cadena de guerras, pero también, sería el inicio de un nuevo futuro lleno de vida, donde las nuevas generaciones podrían vivir en paz, sin temor alguno, pues el terrible ciclo de guerra y muerte, de tristeza y dolor, finalmente, había llegado a su fin, con la promesa, de quedarse así para siempre.

Los habitantes de la aldea al igual que los santos de todas las categorías, se encontraban totalmente animados ayudándose unos a otros, ajustando los últimos toques para la celebración, pues estaban a tan solo un día del gran acontecimiento.

La emoción podía sentirse en todo el lugar, en cada persona, en cada rincón, en todos lados, todos...excepto en uno: El doceavo templo del santuario de Athena.

Desde aquel solitario lugar, en lo más alto del santuario, una única y desolada figura contemplaba todo aquel alegre escenario con entera parsimonia y depresión, con una imagen tan sombría y fantasmal en el rostro que podría matar del susto a cualquiera que le viese.

Albafica de piscis se encontraba de pie en la entrada de su templo, realizando su deber de custodiar la entrada de este como siempre lo hacia, observando detenidamente desde su posición como todos sus compañeros de armas en compañía de los aldeanos disfrutaban de realizar los últimos preparativos para el festival.

Aquella emotiva imagen le hacía sentir feliz, muy feliz a decir verdad, más sin embargo, aquel sentimiento no era suficiente para cubrir el mar de depresión en la que desde hace días, se encontraba sumergido.

Una nube negra se habia alojado sobre su cabeza desde hace mucho tiempo, sin deseo alguno de abandonarle, y la razón de ello, no era para menos, pues el solo recordar lo que habia ocurrido exactamente un mes atrás, y más específicamente, lo que habia ocurrido con el espectro idiota, lo hacia querer tirarse de cabeza desde el barranco más alto del mundo.

////////////////////////////FLASH BACK////////////////////////

Albafica se sentía flotar en una gran nube, muy, muy lejos de la tierra y de la realidad, sus sentidos se habían ensordecido, y su mente habia detenido todo proceso de pensamiento; aquel beso, si aun podia llamársele asi, lo habia transportado a un punto en el que la conciencia no tenia lugar, solo podia sentir y disfrutar de aquel hermoso momento al cual no quería ponerle fin.

Sin embargo, pese sus deseos, el aire, aquel elemento tan vital, lentamente comenzó a escasear, hasta que finalmente abandono sus pulmones al igual que a los del juez, obligándolos a ambos a separarse abruptamente de aquel bello contacto para poder recuperar un poco de aliento.

Albafica respiraba con dificultad con jadeos entrecortados tratando vanamente de calmar su respiración, sus mejillas se encontraban totalmente sonrojadas por aquel efusivo encuentro y su cuerpo lo sofocaba con un calor abrumador que nunca antes habia experimentado en su vida y el cual parecía querer carcomerlo por dentro hasta consumirlo por completo.

Lentamente el caballero abrió sus ojos que hasta entonces habían permanecido cerrados, logrando asi contemplar enteramente al espectro que yacia frente a él, y fue solo hasta que se vio separado del juez que su mente tomo conciencia de lo que acababa de ocurrir con la misma rapidez e intensidad con la que se recibe una bofetada, llenándolo inmediatamente de un temor y una vergüenza que nunca creyó posible.

[Minos x Albafica] Del Odio al Amor  Solo se Necesita un BesoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora