Capítulo Dieciséis

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Nota: No he investigado mucho sobre cómo es el proceso para enjuiciar a una persona y peor tengo conocimiento del glosario que agentes o abogados utilizan, tampoco sé cómo funcionan las sesiones en las cortes, así que todo lo que lean y el proceso que utilizaré será ficticio, pero haré lo mejor para que no se vea tan ficticio. Ahora sí, continúen.

...

—Entonces... Ahm... Ella está dentro. Yo... volveré al hospital. Mi turno empieza en media hora.

Con un poco de recelo, Ana le da paso para que entre a su casa, una no tan grande, pero lo suficiente para solo dos personas, con un toque femenino y un olor dulce. Caluroso. El frío del vacío pega abruptamente contra su cuerpo y un pequeño escalofrío (que le culpa más a los nervios) causa que su piel se despeluque al poner el primer pie dentro. Se lo piensa por primera vez y Ana la mira más dudosa que nunca. Recordemos que entre ellas no hay un buen comienzo y quizá todo este problema logre unir lazos.

Prestándole atención a la más joven, ve que le ha entregado una pequeña tarjeta donde de ley contiene su número y luego, al ver su rostro, un pequeño deje de preocupación se lee entre sus oscuras pupilas. También se da el caso de que por primera vez afirma que Ana tiene un gran parecido a Rebecca. Ahora que la estudia, los rasgos de su nariz y los ojos redondos y oscuros pueden fácilmente confundirlas.

—Márqueme por cualquier cosa, no lo dude.

Bela asiente.

—Bien.

Su voz salió más ronca de lo normal y nota lo seca que está su garganta, que hasta tiene que toser un poco después de quedarse sola en ese lugar nuevo. Ana ya había dejado su propia casa para ir a trabajar y en unas cuántas horas, Bela tendría que hacer lo mismo aunque no haya dormido nada en toda la noche. Por lo tanto, ese pequeño dato hace que la situación no sea la más agradable, pero así siempre ha sido con Rebecca. Siempre hay un aura extraño al comienzo que se convierte en una familiaridad de la cual ha sabido encariñarse.

El verdadero problema es ¿cuándo una persona ha dicho o hecho cosas correctas si no ha dormido en las veinticuatro horas? No es una profesional como Ana que debe estar despierta siempre. Ella solo es abogada. Y el matrimonio de Rebecca, más el final trágico la ha tenido con un ojo abierto y la mente no le ha dado nada de tregua. Sin mencionar el reencuentro entre ella y su examiga.

Joza logró convencerla de conducir apenas amaneció y dejar a su hijo mientras ella dure en lo que está haciendo. Quizá al verla dar vueltas por el lugar, salir a despejar la mente fue una buena idea, lo que no tenía previsto era visitar a su nuevo cliente. Rebecca. Ya lo dijo, ella no funciona bien cuando no ha dormido lo suficiente.

No sabe cómo reaccionaría Rebecca al verla tampoco ni siquiera sabe si la morena ya sabe que ella se encuentra ahí. ¿Qué está haciendo? ¿Solo toca la puerta del cuarto y saluda? Se supone que ella está ahí para velar por su bienestar, para aclarar algunas dudas y... estar con ella. Pero realmente, quien necesita un poco de soporte en este momento es Bela.

Pero se abstiene a pensar egoístamente.

Vuelve a aclararse la garganta, antes de que sus nudillos golpeen la puerta, estos tiemblan, mas la abogada ya no piensa y solo acciona. No escucha respuesta, no en la segunda ni tercera vez que toca. Una preocupación enegrese su corazón y en un impulso, empuja.

Entonces la ve y la imagen termina por doler más su corazón, mas se alivia al ver que físicamente sigue estable.

La mujer más necia que conoce, orgullosa hasta terca, es también débil como todos. Y se pregunta en qué lugar tenía puesta a la morena en su mente.

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