19 -|realidad|

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Amane veía sus zapatos, mientras colgaba de la azotea y lo único que impedía que callera era la reja de fierro, una reja delgada que no solo era débil sino que le permitía ver perfectamente a tsukasa, ¿su hermano gemelo?, si, el chico iba tomado de la mano de su novia, amane veía como su mejor amiga y su hermano salían ese día juntos del lugar, ya sospechaba algo y estaba feliz por ambos a pesar de que le gustara la chica.

Quería a ambos y si era real les desearía lo mejor, pero ahí estaba el problema, conociendo al chico, podría estar utilizando a ______ para molestarlo, y luego la botaría, quería conversarlo y averiguar, ya que esa chica era realmente importante para él.

- diablos. - dijo al ver la hora, de hecho se había quedado allí escondiéndose de tsukasa, siempre se desquitaba con él, pero al final, tuvo que irse a casa por lo tarde que era.

Entró a casa... Tsukasa no había llegado como siempre... Posiblemente era lo mismo de todos los días, él se escondía de su padre, así que amane suponía que pasaba ahora mismo su tiempo en el almacén de la casa.

- amane, ¿cómo te ha ido? - preguntó su padre.

- bien. - el chico se sentó a su lado en la mesa, tomó una pastilla de la caja en el centro de la mesa, se sirvió un vaso con agua y la tragó.

- ¿no has visto a ese chico? - preguntó despectivamente el hombre.

- ¿t-te refieres a tsukasa? - preguntó preocupado.

- debe estar en otro problema, últimamente me trae solo problemas.

Amane no tomó importancia, su padre siempre decía que tsukasa traía problemas, sospechaba incluso que el complejo de inferioridad de tsukasa, del cual hablaban a veces era por esas palabras, pero de hecho sus notas y comportamiento era buenos y sobresalientes, el único mal comportamiento era cuando amenazaba a otro chicos para que no molestaran a su hermano y su novia o cuando se desquitaba con él... Aún que últimamente había parado.

Toda esa familia estaba desequilibrada, desde la muerte de la madre de ellos, todos estaban mal, la casa roja... Es irónico que su vieja casa, la cual le había quitado a su madre, ahora fuera una leyenda urbana tan conocida.

- voy afuera. - aviso saliendo al jardín.

Ese hombre acarició el cabello de amane, dándole cariño a su hijo para caer inconsciente por el alcohol... Si, era un alcohólico que se iba a quedar sin trabajo si no empezaba a ir más seguido, no entendían ni como aún lo conservaba.

- oye, se ha quedado dormido. - le comentó amane, una vez llegó al almacén, topándose con la mirada de tsukasa.

- aprendí mi lección, por eso estoy aquí.

- ¿aprendiste?... - lo miró detenidamente.

Si no llegaba a casa, no sufriría abuso, pero si se quedaba ahí moriría de frío.

- no puedes dormir aquí. - dijo cortantemente amane. -te dará frío y hambre.

Entonces tsukasa entendió algo, amane no estaba dispuesto a ayudarlo, la manera cortante en que lo dijo, hizo que tsukasa sacara una sonrisa, bueno... Era obvio, porque el gemelo mayor tenía el favor de su padre, no tenía miedo, y el único que maltrataba a amane era tsukasa en un desquite de ira o una pelea de las que a veces tenían, tsukasa suspiró, en realidad por eso "amaba a amane" ¿amar?, claro... Eso no era amor exactamente y nunca lo había sido.

- conseguiré donde dormir. - suspiró el chico. - si el viejo duerme puedo ir a buscar algo de ropa, así que conseguiré donde.

Tsukasa entró a la casa, se cambio y se llevó algo de ropa, de paso algo de dinero y se fue, solo por hoy quería estar tranquilo ya mañana tendría que volver a ese infierno.

𝕰𝖓𝖑𝖆𝖟𝖆𝖉𝖔𝖘 𝖍𝖆𝖘𝖙𝖆 𝖑𝖆 𝖒𝖚𝖊𝖗𝖙𝖊  --(Tsukasa Yugi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora