Primer libro #1.
Harry Potter está destinado a ser el rey, a hacer grandes cosas, a obtener un gran poder; que aunque no lo quiera, lo necesita para su supervivencia y la de sus seres queridos.
Los personajes y el ambiente pertenecen a J. K. Rowling...
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—Ginny... —Murmuró Harry entre dientes—. Ginny no... Aquí no... —seguía diciéndole, mientras la niña trataba de meter su mano dentro del pantalón del chico.
—Shhh... Nadie nos verá —decía esta entre jadeos, besando al pelinegro espontáneamente—. Todos están ocupados abriendo los regalos... Tranquilo.
El niño que vivió perdió todo autocontrol y ahí, en el medio de un pasillo, empezó a besar a la pelirroja con más ahínco, comenzando una batalla de lenguas con la ella.
Se toqueteaban y pasaban sus manos por todas partes de sus pubertos cuerpos.
Ginny comenzó a meter sus manos por dentro de la camiseta verde que Harry llevaba puesta, pero este la detuvo.
—Ya —dijo sosteniéndola de las muñecas y dándole un beso casto en los labios—. Si no bajamos ahora vendrán por nosostros. Vamos.
La pelirroja resopló inconforme y asintió, para seguido los dos dirigirse hacia la sala de estar de la planta baja, dónde todos los demás de encontraban abriendo los regalos.
El gigantesco árbol de navidad que habían montado y adornado entre todos estaba repleto de regalos; en su mayoría de parte de Harry para el resto.
Ginny entró primero, y después de esperar más o menos un minuto, Harry entró también.
—¡Felíz navidad a todos! —dijo alzando la voz el chico al acercarse a los demás.
—¡Harry! —exclamaron todos al voltearse a verlo.
—Harry, muchacho —dijo más íntimamente el señor Weasley—, estamos muy agradecidos por todo, pero no era necesario que nos dieras tantos regalos.
—No se preocupe señor Weasley, en realidad quería hacerlo —dijo Harry gesticulando con la mano restándole importancia.
Sus dos mejores amigos se acercaron a él y lo llenaron de abrazos. Después lo arrastraron hacia los pies del árbol para que abriera sus regalos.
Harry, arrodillado frente al árbol, miraba la pequeña montaña que formaban sus regalos. Abrió uno y otro bajo la mirada de los demás presentes, mientras estos le indicaban cuál de los regalos era de su parte.
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