Primer libro #1.
Harry Potter está destinado a ser el rey, a hacer grandes cosas, a obtener un gran poder; que aunque no lo quiera, lo necesita para su supervivencia y la de sus seres queridos.
Los personajes y el ambiente pertenecen a J. K. Rowling...
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Al Harry entrar en el Gran Salón, todos fijaron la vista en él y comenzaron a susurrar. Al parecer el chisme de su altercado con Malfoy y sus gorilas había corrido bastante rápido. El niño-que-vivió ya estaba acostumbrado a la vista y ser el tema de conversación de la gente, pero eso no significaba que le gustara.
Se apresuró a sentar a un lado de Hermione y con Ron al frente, los cuales lo observaban prácticamente exigiendo con la mirada que les dijera qué fue lo que habló con Flitwick.
—¿Te castigaron? ¿Te expulsaron? —inquirió Ron bastante nervioso.
—No, tranquilos, el profesor Flitwick no me llamó para eso, él lo presenció todo y está consciente de que Malfoy tuvo la culpa de todo —explicó Harry.
—Tuviste suerte —dijo Hermione.
—Amigo —llamó Ron —¿Cómo rayos lograste hacer todos eso hechizos? ¿Dónde los aprendiste? —preguntó el pelirrojo.
—Te he dicho en la mañana que este año estoy más preocupado por mis estudios. Compré en el callejón Diagon un libro sobre magia defensiva y ofensiva, ahí aparecían—simplificó el pelinegro.
—Pero Harry ¿Cómo lograste hacerlos? Si lo compraste durante el verano no pudiste haber practicado los hechizos hasta llegar aquí, y prácticamente acabamos de llegar—preguntó la chica confundida.
—No podía hacer magia en el verano, pero eso no significa que no pudiera aprenderme los hechizos y practicar los movimientos de varita. Al llegar aquí lo único que hice fue aplicar magia —explicó Harry.
Los otros dos asintieron comprendiendo, aunque se notaba que Hermione aún tenía preguntas, pero decidió hacerlas más tarde.
Harry comenzó a ingerir su almuerzo, y pocos minutos después recordó lo que iba a contarle a sus amigos.
—Se me olvidó decirles lo que me dijo el profesor Flitwick —dijo Harry hacia sus amigos—. ¡Me propuso darme clases particulares de duelo!
A esto, Hermione y Ron abrieron los ojos como platos.
—¡¿Enserio?! —exclamó Ronald —. Eso es fantástico amigo, sabrás defenderte y podrás darle una paliza a Malfoy mejor de la que le diste hoy.
—No creo que esa fuera la razón por lo cual Flitwick le propuso darle clases particulares a Harry, Ron. —apuntó Hermione volteando los ojos.
—Sí, a eso, ¡¿Saben lo que me dijo?! ¡Que vio tanto potencial en mí, que con su ayuda podría llegar a ser el próximo Albus Dumbledore o mejor! ¡¿Pueden creer eso?!—exclamó entusiasmado el pelinegro.
—Bueno, después de que vimos lo que hiciste con el idiota de Malfoy y sus gorilas hace un rato, creo que sí —acotó Ron con una sonrisa, a lo que Hermione negó con la cabeza sonriendo también.
