Capítulo 5 - Augurios de muerte y el Hipogrifo

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Harry estaba harto de la actitud de Malfoy

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Harry estaba harto de la actitud de Malfoy. Cada vez que pasaba cerca suyo se burlaba de él junto a los otros de Slytherin sobre lo de su desmayo en el expreso gracias a los dementores.

En el desayuno de esa mañana hablaron un poco. Ron preguntándole a Hermione que cómo haría para cursar todas esas materias en un solo día; tenía hasta tres a la misma hora, era imposible; y como siempre terminaban discutiendo.

Harry observaba todo el comedor, contemplando uno que otro rostro que se le hacía atractivo, y se encontró pensando en cosas que nunca pensó que pasarían por su cabeza. Evidentemente estaban empezando a aparecer los primeros signos de entrada a la pubertad.

Ya en la puerta de la última aula de la torre norte, después de subir todos esos escalones siendo guiados por uno de los caballeros de los cuadros, se adentraron para recibir la primera clase del día, Adivinación.

Harry no estaba muy convencido de la clase, después de todo la había elegido por Ron también lo había hecho, además que las otras selectivas eran muy complicadas. Pero ahora que ya había pensado un poco, decidió que hablaría con la profesora McGonagall sobre sobre cursar otra materia, Aritmancia o Runas Antiguas, ya vería después.

El salón no se parecía en nada a un aula; era algo a medio camino entre un ático y un viejo salón de té. Al menos veinte mesas circulares, redondas y pequeñas, se apretujaban dentro del aula, todas rodeadas de sillones tapizados con tela de colores y de cojines pequeños y redondos. Todo estaba iluminado con una luz tenue y roja. Había cortinas en todas las ventanas y las numerosas lámparas estaban tapadas con pañoletas rojas. Hacía un calor agobiante, y el fuego que ardía en la chimenea, bajo una repisa abarrotada de cosas, calentaba una tetera grande de cobre y emanaba una especie de perfume denso. Las estanterías de las paredes circulares estaban llenas de plumas polvorientas, cabos de vela, muchas barajas viejas, infinitas bolas de cristal y una gran cantidad de tazas de té.

Ron fue a su lado mientras la clase se iba congregando alrededor; entre murmullos.

—¿Dónde está la profesora? —preguntó Ron.

De repente salió de las sombras una voz suave:

—Bienvenidos —dijo—. Es un placer veros por fin en el mundo físico.

La inmediata impresión de Harry fue que se trataba de un insecto grande y brillante. La profesora Trelawney se acercó a la chimenea y vieron que era sumamente delgada. Sus grandes gafas aumentaban varias veces el tamaño de sus ojos y llevaba puesto un chal de gasa con lentejuelas. De su cuello largo y delgado colgaban innumerables collares de cuentas, y tenía las manos llenas de anillos y los brazos de pulseras.

—Siéntense, niños míos, siéntense —dijo, y todos se encaramaron torpemente a los sillones o se hundieron en los cojines. Harry, Ron y Hermione se sentaron a la misma mesa redonda—. Bienvenidos a la clase de Adivinación —dijo la profesora Trelawney, que se había sentado en un sillón de orejas, delante del fuego—. Soy la profesora Trelawney. Seguramente es la primera vez que me ven. Noto que descender muy a menudo al bullicio del colegio principal nubla mi ojo interior.

Harry Potter: El Príncipe Mago #1 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora