Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 5 [2/3]

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—Nos vemos la semana que viene, Winchester —Dongju dice mientras el grupo se desarma y todos van por caminos separados

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—Nos vemos la semana que viene, Winchester —Dongju dice mientras el grupo se desarma y todos van por caminos separados. Vale, supongo que Winchester es un apodo rudo.

Básicamente, todos los chicos me dijeron que saben lo que soy, que Tae y yo, lo que sea, y no pasó nada.

No pasó nada en absoluto.

—Así que, um —le digo a Tae una vez que todos se hayan ido—. ¿Quieres ir a correr? —Traje mi ropa de correr por si acaso, para que no tuviéramos que volver a mi vecindario. Me parece justo.

Tae luce contrariado.

—Hoy no puedo —dice.

No me di cuenta de lo mucho que contaba con que dijera que sí. La idea de que ahora vamos a ir por caminos separados me hace sentir nervioso y mal. ¿Pero por qué querría salir conmigo? No lo llamé y le dije lo que necesitaba oír. Vine e hice el taller y nunca lo mencioné. Incluso los chicos de catorce años tienen más pelotas que yo. Y Tae se lo merece. No un chico de catorce años, quiero decir. Alguien que no sea un cobarde y un maldito farsante.

—No hay problema —digo—. Lo entiendo. Um, ¿nos vemos la semana que viene?

Algo destella en los ojos de Tae. Ya no está el tipo de temperamento uniforme que estuvo aquí durante el taller y en su lugar está el intenso del que hablaban los chicos. Tae se me acerca y desliza una mano por mi nuca, sacudiéndome ligeramente.

—Esto no tiene nada que ver con eso —dice.

Sólo me encojo de hombros.

—Hablo en serio, Jimin. Lo dije en serio. Avísame cuando estés listo. Todo está bien.

Hunh. Eso no es realmente lo que dijo.

—¿Por qué no vienes conmigo?

—¿Qué? Oh, no. —Jesús, lo último que quiero es acompañar a Tae porque siente lástima por mí. Por supuesto que tiene cosas que hacer y amigos de verdad.

—Mira —dice Tae, poniendo un poco más de presión en mi cuello—. Me gustaría pasar tiempo contigo, pero hay un lugar donde necesito estar. Si vienes conmigo, tendré lo mejor de ambos mundos. ¿Qué dices?

Debe ser agradable tener un lugar en el que necesites estar. Además del trabajo, quiero decir. Y no quiero quedarme en casa el resto del día, así que me encuentro asintiendo.

—De acuerdo.

Sonríe y se inclina un poco más y dice:

—Ni siquiera sabes para lo que acabas de firmar —su tono consigue hacer que sus palabras parezcan sucias.

Jesús. Tae mira el frente de mis jeans y su sonrisa se vuelve depredadora.

—Cuidado, Jimin. —Su agarre sobre mí se convierte en una caricia, los dedos acariciando mi nuca. Sus ojos pueden estar bromeando, pero el calor es real. ¿Qué haría si me inclinara y le besara? ¿Si lo rodeara con mis brazos? Dios, ¿alguna vez he abrazado a un hombre? Cuando mamá murió, papá me abrazó, creo. Jubin también lo hizo en el funeral. Pero no desde entonces. Algunas chicas me han abrazado en los bares. Presiones coquetas que creo que se trataba sobre todo de frotar sus tetas contra mi pecho. La idea de Tae abrazándome, mierda, incluso la palabra suena infantil, presionando contra mí, sosteniéndome, todo nuestro cuerpo en contacto, hace que mi corazón lata más rápido.

ᴀᴍᴅǫᴘ • sᴅɴᴘ_ᴠᴍɪɴ ||ʟɪʙʀᴏ 2||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora