Capítulo 15.
(Sam).
Cuando al fin llevé a Samanta hasta el Cadillac, la coloqué sobre el asiento del copiloto y luego rodeé el carro para ubicarme en el asiento del conductor. Sin embargo, ella no dudó en subirse sobre mí al colocar sus piernas a cada lado de mis caderas. Sus manos comenzaron a acariciar mi cuello, causando que mi respiración se descontrolara entre los intensos besos que me robaba.
Me sorprendía el hecho de que ella no esperaría hasta que llegáramos a la mansión. La respondona quería hacerlo en el estacionamiento de la universidad tanto como yo lo deseaba. Obviamente, no me negaría, ya que tener un polvo rápido era mejor que nada.
—¿Ves que sí eres muy importante para mí? —sus labios se dirigieron hacia mi cuello, volviéndome loco y sintiendo como ya mi pantalón estorbaba mi erección. Mi pene ya se encontraba firme y duro para metérselo—. Eres muy egoísta, muñeco de algodón —sus manos sujetaron mis mejillas en el interior de mi capucha, robándome otro beso más intenso mientras meneaba su entrepierna contra la mía.
—Si necesito ser constantemente egoísta para tenerte así, justo encima de mí, lo haría las veces que se me pegue la gana —no pude evitar jadear con locura. Ella sabía como hacerme perder la cabeza y como dominar a mi bestia salvaje—. Elévate un poco, beba. Quiero meterte los dedos bien rico.
Samanta hizo lo que pedí y apoyó sus manos sobre el respaldar del asiento, permitiéndome abrir la cremallera de su jean para bajarlo hasta sus rodillas. Luego metí mi cabeza bajo su blusa y besé sus pequeñas tetas al remover el sujetador que tenía puesto. Literalmente, me dejaba meterle mano como yo quería. Jamás me había sentido tan feliz siendo mimado por una chica.
—¿Qué estás haciendo? —me preguntó ruborizada, arqueándose un poco sobre mí gracias a las cosquillas que les causaban mis besos bajo la tela de su blusa.
—Hago lo que debo, beba —rodé su tanga y comencé a tocar su húmeda vagina, jugando con su clítoris mientras continuaba besando su piel—. Qué rápido te pones mojadita para mí. Te lo quiero meter y quiero que me brinques duro, pero también me gustaría meterte los dedos —introduje mi dedo corazón y sonreí maliciosamente sobre sus pequeñas tetas cuando la escuché jadear con frustración.
—Ay, sí... —gimió con gusto y removió su entrepierna sobre mi mano, mientras que yo la masturbaba con agilidad. Estaba seguro de que ella deseaba volver a sentarse sobre mis piernas, pero no la dejaría hasta que le metiera los dedos como se debía.
—¿Te gusta? —incrementé el movimiento de mi dedo, causando que comenzara a gemir con más insistencia.
—Ah, ah, ah...
—¿Más? —también metí mi dedo índice en su sexo, moviéndolo a la par que el dedo corazón—. Estás tan rica, que se me antoja metértelo aquí mismo —lamí uno de sus pezones y eso causó que se desesperara por completo.
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El Segundo Noviazgo ©️
Romance(+21) (Libro 2) La manera en como se conocieron y ocurrieron las situaciones entre los Sam's fue muy peculiar. Al parecer el segundo amor había triunfado en la millonaria vida de Sam Chaidez Telles. Sin embargo, las situaciones y los embrollos apena...