Capítulo 21.

8.8K 915 158
                                    

Capítulo 21

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Capítulo 21.

(Sam).

—Dragón, ¿se puede saber de qué coño te ríes? —me preguntó Héctor una vez que regresó a la habitación con los muchachos. Jugaba Playstation con Ángel, mientras Iván y Xander los observaban jugar al usar sus teléfonos.

—Sí, llevas riéndote desde que Samy se fue —resaltó Ángel.

—Por cierto, ¿dónde está? —preguntó Xander.

—Debe estar reflexionando y sopesando la idea de que la voy a dibujar desnuda —respondí con sinceridad, riendo por lo bajo al trazar el carbón del lápiz sobre mi cuaderno de dibujos, ya que una vez que Samy se marchó de mi habitación con cierto fastidio, me dispuse a continuar con lo que hacía.

—¿¡Qué!? —los cuatro no pudieron ocultar su sorpresa.

—Entonces, ¿le dijiste sobre eso? —me preguntó Héctor con cierta ironía en su voz, ya que, hasta el momento, había sido el único que lo sabía.

—Así es —sonreí y por un momento alcé la mirada al sentirme engreído por mis deseos de hacerlo.

—Espera, ¿crees que aceptará? —Iván rio, escéptico.

—Me dijo que ahora sí me estaba volviendo más loco —le respondí—, pero si le muestro un poco de indiferencia, quizá ella lo reflexione y acepte.

Mis amigos se miraron a los ojos unos a otros y luego estallaron en sonoras carcajadas, causando que yo sintiera cierto fastidio e inseguridad de lo último que había hecho, cuando le dije a Samanta que me dejara solo y se marchara de mi habitación.

«¿La habré cagado? ¿Acaso mi plan funcionaría tan siquiera?».

—Dragón, perdón que dude, pero... —Ángel negó repetidas veces con la cabeza y continuó jugando Playstation con Héctor—. No creo que logres convencerla de esa manera.

—Opino lo mismo —añadió Héctor.

—Nosotros también —Iván y Xander respondieron a la par.

Detuve el carbón sobre el cuaderno y alcé la mirada de forma engreída mientras sentía como la seguridad volvía a resurgir en mí. Me levanté del sillón y los miré con aire de grandeza, pues, mi novia tendría que ceder y no resistirse a mis intenciones. Jamás había deseado tanto dibujarla desnuda y lo conseguiría costara lo que me costara.

—Ustedes no saben un carajo —espeté con una sonrisa de medio lado—. La dragona se muere por mí y mañana mismo lo aceptará. Ya lo verán —mi lado fanfarrón me dominaba.

El Segundo Noviazgo ©️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora