(+21) (Libro 2) La manera en como se conocieron y ocurrieron las situaciones entre los Sam's fue muy peculiar. Al parecer el segundo amor había triunfado en la millonaria vida de Sam Chaidez Telles.
Sin embargo, las situaciones y los embrollos apena...
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Capítulo 23.
(Sam).
No pensaba detener mis entrenamientos. No solo me ayudaba con el mantenimiento de mi cuerpo para ejercitarme con más facilidad, sino que también me ayudaba a liberar energías, así como la adrenalina y el mal humor que cargaba en mi sistema.
—Sam, ¿no crees que ya deberíamos tomarnos un descanso? —preguntó Xander al agacharse y apoyar sus manos sobre sus rodillas.
—Sí, llevas un buen rato entrenando y no has parado —comentó Iván al colocar las manos en su cintura y tomar bocanadas de aire.
—Dragón, cada vez que podemos, te acompañamos en tus entrenamientos, pero juro que ya no puedo más —añadió Ángel al agitar su cabello un poco largo por el sudor.
Fruncí el ceño y presioné los labios al escuchar cómo mis amigos no dejaban de quejarse una y otra vez. En cambio, yo continuaba ejercitándome, como si no los hubiese escuchado.
—Para ser el novato y el menor de todos, eres muy valiente para hablarle así al Dragón —le dijo Iván.
—O muy pendejo —agregó Xander al enarcar las cejas.
—Solo lo digo porque también estoy harto de las griterías de los que están en las gradas —Ángel se ruborizó, aunque puso los ojos en blanco—. Ya ni siquiera podemos ejercitarnos con más tranquilidad.
—Está claro que era una de las cosas que te pasaría cuando aceptaste ser parte de este clan selectivo —le dijo Iván con ironía.
—Si antes éramos conocidos, al ser amigos de Sam, ahora lo somos el doble y es peor —Ángel se encogió de hombros, pero después de un leve descanso, continuó ejercitándose cerca de mí.
—Lo peor ahora mismo son los gritos estúpidos de los que están en las gradas —comenté al fin, frotando mis sienes por un momento—. No soporto los chillidos.
—No los soportas hasta que son los de Samy —Xander bufó.
Entonces, él, Iván y Ángel comenzaron a reírse de mi situación, como siempre.
—No la mencionen —mascullé—. Debo mantenerme calmado, ya que debe estar muy ocupada con sus asuntos de la universidad para que no le preste la atención que es debida a su novio —puse los ojos en blanco y continué con los estiramientos—. Además, no estoy para escuchar su voz chillona en estos momentos.
—¿De verdad? —Iván bufó.
Luego intercambió miradas divertidas con Xander y Ángel.
—Bueno, será mejor que se lo digas tú mismo —Xander se rio.
—Así es, porque ahí viene —comentó Ángel con una expresión divertida al mantener su mirada detrás de mí.
Al percatarme de que Iván, Xander y Ángel mantenían sus ojos hacia la misma dirección, me giré sobre mis pies y divisé que Samanta venía acompañada de Héctor. Sin embargo, el maldito sudor que recorría mi cuerpo se tornó friolento cuando vi que la respondona continuó su camino hacia mi dirección con los brazos cruzados, mientras que mi mejor amigo se detuvo a varios metros de mí, dejándonos espacio de más. Incluso, los demás muchachos también se alejaron.