(+21) (Libro 2) La manera en como se conocieron y ocurrieron las situaciones entre los Sam's fue muy peculiar. Al parecer el segundo amor había triunfado en la millonaria vida de Sam Chaidez Telles.
Sin embargo, las situaciones y los embrollos apena...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Capítulo 24.
(Samanta).
—Espera, no —lo detuve al sujetar su mano y hacer que se girara sobre sus pies—. No tiene importancia —me sonrojé.
—¿Cómo que "no tiene importancia"? —frunció el ceño con fastidio—. Claro que la tiene. Ni ella ni nadie de esta mugrienta institución tiene el derecho de molestarte ni de tratarte mal.
—Lo sé, pero no quiero causar problemas —reiteré al mirarlo a los ojos con un poco de preocupación—. Más bien, no quiero causarte ningún problema ahora que somos novios, y mucho menos aquí en la universidad.
Su respiración parecía agitarse cada vez más. Sin embargo, presioné su mano con calidez para que supiera que realmente no me importaba las acciones y comentarios de Verónica.
—Me gusta como suena en tu boca eso de "somos novios" —por un momento, su lado orgulloso y engreído salió a relucir.
No pude evitar poner los ojos en blanco, ya que realmente estaba disfrutando ese pequeño detalle. No obstante, luego sacudió la cabeza y reiteró:
—Samy, hablé en serio cuando dije que no permitiré que te molesten. No quiero que nadie te haga daño.
—Lo sé, pero, oye... —sujeté sus manos e hice que sus ojos azules me observaran fijamente—. Realmente, si las palabras de los demás me molestaran, me harían daño, pero como no le doy importancia a eso, no tiene caso. Además, Verónica y los que piensan como ella son irrelevantes para mí.
—¿Así que yo también lo soy? —me preguntó indignado y ruborizado.
—Bueno, pero tampoco te hagas el ofendido, porque no te he mencionado entre esas personas.
—Sé que me conociste de esa manera, pero estoy tratando de mejorar —carraspeó y esquivó mis ojos por un momento—. Francamente, ahora que sé lo que se siente que quieran hacerle daño de alguna manera a una persona que quieres con intensidad, intento controlar mis impulsos.
Solté un suspiro y lo miré con ilusión, mostrando lo risueña y admirada que me hacían sentir sus palabras, porque jamás creí que alguien como él fuera capaz de pensar más allá que el dinero y la clase social, ya que la mayoría de las personas siempre preferían los bienes materiales más que cualquier otra cosa.
—Entonces, olvida por esta vez el hecho de que existen personas como Verónica en esta universidad y ven conmigo —tiré de su mano y lo guie hacia un salón de clases que estaba completamente desolado.