Fate: Fragments of a Broken Sword

La Vigésimo Segunda Hoja: The Wanderer of Destiny

Mansión Ainsworth...
Fuyuki...

La vieja casa de los Ainsworth perdió su barrera dimensional, la cual evitaba que fuera visible por otras personas al mismo tiempo que evitaba la entrada a extraños y también sus posibles ataques, Angélica junto a Erica observaron el vacío lugar desde las cercanías de la entrada, pero lo más importante.

La nieve empezaba a caer nuevamente sobre las montañas aledañas a Fuyuki, los árboles grises y secos no brotarían por un tiempo y en medio de todo ello estaban dos personas.

Enkidu sonreía satisfecha, con todo, a pesar de los diferentes pensamientos y puntos de vista de los sirvientes y personas en este lugar quienes veían algo peculiar con ojos curiosos, todo esto era indiferente a las personas que estaban en medio de todo esto, Natalia Kaminski y EMIYA Assasin.

Enkidu libero las cuerdas y dejó libre a dicha persona, una mujer con gruesos pantalones oscuros, botas y un abrigo grueso de color azul oscuro completamente cerrado, tenía la piel blanca, el cabello gris y los ojos azules acompañados de una mirada temerosa frente a su viejo estudiante.

Ella cerraba los puños cubiertos en guantes y luchaba en contra de su expresión que quería estallar, ella cerraba sus manos temblorosas por ver al hombre que la miraba, ambos tenian sentimientos y recuerdos encontrados, aunque ninguno en realidad era bueno expresandolos, su nombre era Natalia Kaminski, una mercenaria que trabajaba en el mundo de la magia.

La otra persona, un sirviente de clase asesino, sus piernas eran cubiertas por pantalones negros y correas de color gris oscuro que cubrían hasta sus muslos, traía un cinturón en la cadera, donde descansaban una vieja pistola, una bayoneta, proyectiles así como bombas y demás, su cuerpo cubierto por una armadura gruesa que se extendía hasta su cuello y brazos, los últimos cubiertos por armaduras y correas similares a las de sus piernas, unas vendas colgaban de su cuello, las que ante estaban en su rostro, un largo faldón rojo colgaba de su cintura y ondeaba en el aire, en sus hombros había una armadura gruesa de color negro, seguida de un manto que cubría sus hombros por completo y formaba una capucha capaz de esconder su rostro, su piel estaba bronceada, sus ojos son rojos, su cabello es blanco, a pesar de lo carente en emociones de su rostro, aún se notaba la dura expresión que tenía mientras miraba a Natalia.

El era EMIYA Assasin, el hombre que antes se hizo llamar EMIYA Kirtsugu.

Kirtsugu...

Natalia...

Ambos llamaron, no había que ser un genio para saber que la situación era muy incomoda, ninguno tenia idea de como iniciar la conversacíon, asi que Natalia inició torpemente , investigué sobre ti, no sabía que pasó, un día desperté y no estaba muerta, simplemente estaba en mi escondite como siempre.

La torpe mujer que no conocia mas familia que el hombre delante suyo en este instante parecía una mujer normal, su tono no era el de una mercenaria ni el de una maestra, sino de alguien que quería mucho al sirviente que alguna vez fue humano.

Al principio, pensé que había sido un mal sueño, así que busqué, me pregunté si habrías ido a algún lugar, pero aunque pasaron días nunca regresaste, por supuesto, fui tan tonta que estaba confundida con las fechas, empecé a preguntarme si inclusive tu no habrías sido más que parte del sueño, sin embargo...

Natalia recordó, como hace meses mientras salía a buscar a Kerri en medio de la noche se enteró de que estaba muerto.

Natalia estaba acostumbrada a vivir en las sombras, así que recordaba las fechas para cosas importantes y posteriormente se olvidaba de ellas, esa era su torpeza y error, lo primero que encontró fue la fecha, su último trabajo ya había sido hacía años de eso, la confundió, aún así no le tomó importancia necesaria y siguió buscando, ella estaba muerta en muchos lugares, se hizo creer a sí misma que sea lo que sea que hubiera pasado, habían jugado con su memoria y que la muerte de Kiritsugu no era mas que una mentira.