Fate: Fragments of a Broken Sword

La Décima Hoja:Oraciones De Nieve 2

Archer...

La noche era perfecta para una velada romántica, así como los amantes se buscan en la luz tenue de la luna y las velas amarillas, el silencio de la ciudad era perfecto para los amoríos de la juventud, debería de ser así, cualquiera que pudiese ver el colorido cielo del Glamoroso Fuyuki, las estrellas de brillantes colores fosforescentes que dibujaron los lienzos de la eternidad oscura, aquellos hipnotiznates verdes, amarillos, blancos, morados, grises y rojos que saltaban a simple vista incluso en una la ciudad, como cualquiera, contaminada por las luces artificiales, aun así, quien viera la belleza de este lugar sería inevitablemente embelezado.

Al menos, así era como era antes, Fuyuki ahora era una ciudad fantasma, aunque pudiera superar a los pueblos abandonados antiguos  con creces, fueron tan sólo unos días, algo que no debía ocurrir, algo que estaba en la memoria de alguien, pero a la vez tampoco tenía por qué tener ese recuerdo, aquel domo oscuro con aquellos tentáculos que destruyeron la ciudad y tomaron quien sabe cuántas vidas, una huella de estallido familiar se había acomodado en medio de la ciudad, posteriormente la gente se fue de la ciudad, no dudaba que todos sin duda hubiesen huido, cualquiera que se quedara, probablemente estaba loco, era algo interesante el cómo la alfombra de hierba se extendió bastante tan solo en un pequeño período de inactividad humana, las casas, los muros e incluso las pistas ahora tenían mechones verdes por varios lugares y estos seguían abarcando terreno, era verdaderamente un milagro que la electricidad e incluso el suministro de agua aún siguiera en funcionamiento, posiblemente por que las plantas fueron abandonadas aún con actividad, la precencia de un Río atravesando la ciudad Mágica de Fuyuki era una bendición.

El cabello largo blanco atado con un listón negro y una prenda revoloteando se extendieron en los cielos de la ciudad en cuestión, para él fue realmente molesto y horrible ver la ciudad vacía, lentamente este lugar estaba muriendo, unos ojos afilados y analíticos recorrieron la urbe de oeste a este, aquella persona se detuvo en uno de los edificios más altos del lugar cercano al río y puente de la ciudad, el frío azotó la piel bronceada e izo volar las ropas rojas y armadura negra. Archer se encontró vigilando la ciudad, prácticamente no había ni un alma rondando en kilómetros a la redonda.

El hombre de cabello blanco estuvo investigando este lugar durante muchos días, abuso de su habilidad de acción independiente y se alejó de su maestra, fue un plan articulado por el mismo, luego de ver la capacidad de lucha de Emiya Shirou.

Desde el momento en que fue invocado por Thosaka Rin sintió algo extraño en la ciudad, el lugar tenía una incongruencia en el mismo ambiente, "raro", se mantuvo tan sólo como un observador durante un tiempo mientras revisó que es lo que ocurría con Fuyuki.

La primera noche vio algo que era prácticamente imposible, Emiya Shirou se enfrentó a un sirviente con su propio cuerpo, sin usar algo extranjero para protegerlo, su habilidad con la espada, la precisión y fuerza de sus golpes no parecían ser exactamente los parámetros de un joven normal que debía de ser, aunque estuviese demasiado entrenado y hubiera llegado al límite, parecía ser la fuerza de un hombre con muchos años de experiencia y también, por lo refinados que eran sus trabajos, eran como los suyos.

Emiya Shirou era como un Servant...

Archer al catalogar la situación como peligrosa izo lo necesario para proteger a su maestro, luego de deliberar mientras veía la batalla de Emiya y un agente de la contrafuerza llegó a la conclusión de que su maestra no podría protegerse así misma incluso con las poderosas defensas instaladas en el campo límite de la residencia Thosaka, aquello no sería suficiente para cuidarla de lo que había fuera, si es como pensó entonces probablemente si es que esas cosas decidían eliminarla para aligerar su trabajo ella no tendría tiempo ni para darse cuenta de su presencia y huir, mucho menos preparar una contramedida.