La Tercera Hoja: Realidad

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Sonido metálico...
Sonido metálico...
Sonido metálico...

Era muy temprano por la mañana, el sonido de metal chocando contra metal inundaba los terrenos de la residencia Emiya, la fina melodía de acero parecía una campana al amanecer fundiendose con la naturaleza y el frío paisaje de la ciudad blanca por la nieve, la luz del sol poco a poco se asomaba por el orizonte dándole un aspecto mágico a la ciudad Fuyuki, los árboles de Sakura habían florecido, en toda la urbe al iguan que en la casa Emiya...

Allí, una mujer de pelo negro despertó por los tenues rayos de luz que ingresaron por una ventana, abrió los ojos perezosamente mientras veía aun confundida el lugar en donde ella estaba, escucho el tenue sonido del metal, uno que era suave y apasible y también autoritario y directo, aún frotándose los ojos por la larga noche de sueño salió de la cama, una pijama de estilo victoriano se asomó tras las sábanas, ella todavía algo aturdida salió de la habitación, los largos pasillos de la residencia Emiya estaban vacíos, era bastante temprano, sin embargo la luz iluminaba ya toda la mansión, ese sonido metálico amable la tenía hipnotizada, esta mujer aun sin arreglarse en lo más mínimo, con el cabello revuelto, los ojos aún cansados y con pazos perezos siguió el sonido que lograba escuchar...

Sonido metálico...
Sonido metálico...
Sonido metálico...

Los pasillos de la mancion Emiya cubiertos por gruesos vidrios y cálidos piso de madera con paredes de tatami pintados con flores, además de la simple pero elegante decoración hacían a esta casa un lujo por completo, una verdadera exquisitez, los terrenos Emiya eran bastante amplios abarcaban calles enteras e incluso las cortaban en su trayecto, las tradicionales paredes de piedra y barro, cubiertas por capas de yeso artesanal, los tejados clásicos de arcilla negra y los árboles de Sakura que rodeaban a la mansión hacían que la gente siempre se detuviera a echarle una mirada, en especial por el amable joven que vivía en ella...

Dentro de un espacio iluminado nada más por la tenue luz de las llamas, en uno de los edificios más alejados de la mancion Emiya estaba un joven de pelo rojo golpeando un martillo en contra de una hoja de acero caliente, cada uno de los martilleos dejaba una crecer una mágica luz que iluminaba suavemente el lugar, el olor a carbón, metal y el calor del fuego hacían de este mágico espacio aun más hipnotizante, el joven con una pinza en la mano levantó la hoja y la inspeccionó cuidadosamente, la giro varias veces frente a su vista y sonrió en modo de aprobación para luego seguir golpendo la hoja en el yunque...

Él fue interrumpido por el sonido de una puerta abriéndose tras él, los martilleros cesaron y el joven volteó para ver que es lo que pasaba, allí frente suyo una chica de cabello negro y ojos azules lo miraba con la mirada algo perdida...

Mmmmm???

La chica no respondía, el la llamo varias veces y ella aun no reaccionaba, la hizo pasar dentro del lugar hacia un espacio distinto, una pequeña cuerda colgada sobre el fue tirada hacia abajo y el techo como si fuesen unas cortinas empezó a abrirse dejando entrar la luz del sol, ella yacía sentada en una silla de madera apoyada sobre una mesa, la brillante luz del sol tocó su vista obligándolo a reaccionar para alejarse de ella, la joven miró extrañada el lugar en el que se encontraba, estaba sentada en un escritorio, a su lado habían algunos libros apilados uno sobre otro y al otro varias plumas y tinta, ella giro la cabeza de manera curiosa, alli pegados a la pared habían estantes llenos de libros, a su lado en el suelo, una caja de madera llena de algún líquido del color del café con algunas láminas dentro, ella se acercó a verlo cuidadosamente...

Papel???

Dijo ella con una voz muy baja, se fijo nuevamente en el escritorio, y vio que era una pieza bastante particular, decoraciones en alto y bajos relieve, imágenes talladas al más mínimo detalle, escrituras en idiomas que no conocía en una madera oscura, suave y cálida al mismo tiempo, era igual que la silla en la que estaba sentada, del mismo material y acolchada con algún material suave, más suave que cualquiera que ella recordara...

Fate: Fragments of a Broken SwordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora