Inuyasha ya estaba en el mundo de los mortales, el mismo lago donde vio a esa joven, que extrañamente le hizo sentir distinto.
-No esta-se dijo así mismo mientras miraba a su alrededor con la ilusión de volver a encontrar a la chica de la noche pasada-donde estará?-se pregunto subiendo nuevamente al risco donde le había lanzado la rosa-
Busco en los alrededores, pero no encontró nada, la chica ya no se encontraba allí, bajo del risco y se sentó en una piedra cerca del lago.
-¿En donde vivirá?-se preguntó en voz alta-.
-En la ciudad de Tokio-respondió una voz de entre las sombras, haciendo que se levantara de golpe y comenzara a desaparecer como medio de protección.
-¡Tranquilo Inuyasha! Soy yo, Kaede-dijo la anciana saliendo de entre los árboles; Inuyasha al verla volvió a tomar su forma materializada.
-¿En donde dijiste que se encontraba?-pregunto intrigado-.
-En la ciudad de Tokio-le dijo con una sonrisa-se llevo la rosa que le diste, creo que te será fácil encontrarla con ella no?-le pregunto-.
-Sí, eso creo-dijo dudoso viendo a su alrededor-y esa tal ciudad esta muy lejos?-le pregunto volteándola a ver con duda-.
-A unas horas de aquí, no te dara tiempo de ir esta vez, podrás mañana tal vez-le dijo-además, sabes que tienes que volver por lo menos 4 horas antes del amanecer-.
-Sí si lo sé, y me harta!-dijo enojado-no puedo decidir en mi propia vida!-dijo volteándose furioso-.
-Jeje, bueno, debes de comprenderlo, solamente te esta protegiendo-le dijo intentando verlo a los ojos-Inuyasha, veme cuando te hablo-le dijo regañándolo-.
Refunfuñando se dio la vuelta y vio a la anciana a los ojos, de verdad que había cambiado, recordaba cuando jugaba con ella cuando apenas era una pequeña niña de 8 años y ahora, ya pasaba de los 75 años, por que él no envejecía?
-Inuyasha?-le dijo al verlo distraído-que te ocurre?-le pregunto-.
-No nada, solo me distraje, que decías?-le pregunto con cara de inocencia-.
-No, nada-dijo rendida-y que harás con lo de Ahome?-le pregunto-.
-Ahome, así se llama?-pregunto feliz-lindo nombre-.
-Mmmm, no lo sabías?-pregunto la anciana viendo al muchacho-.
-No-respondió sin mirar a la anciana-no lo sabía, algún problema?-dijo en forma amenazante -.
-No, ninguno, solo era una simple pregunta-respondió la anciana calmada, lo conocía lo bastante bien como para saber cuando de verdad había que temerle y cuando solamente se hacía el rudo-¿sabes algo más de ella?-le pregunto con duda-.
-Eh…no-dijo en un suspiro; a sus espaldas Kaede sonrió con malicia y a la vez alegría-.
-Quisieras saber¿donde vive?-le pregunto con una gran sonrisa-.
-¡Que?-Contesto él dándose la vuelta y mirándola a los ojos, muy feliz y esperanzado-¿Donde?-le pregunto-.
-En Tokio-le dijo la anciana con una sonrisa burlona-.
-YA SÉ QUE EN TOKIO! PERO EN QUE LUGAR!-le contesto casi histérico-.
-Óyeme no me grites!-le dijo la anciana con una vos muy gruesa-.
-Es que no estoy para juegos! De verdad quiero encontrarla!-le dijo recuperando su mal humor-sabes o no donde vive?-le dijo clavando su dorada mirada en ella-.