Caminaba, recordando el bello momento del beso; sonreía cada vez que llegaba a cierta parte. Cerraba los ojos y caminaba, hasta que por su descuido, choco con un poste de luz y terminó tirado por completo contra el frío asfalto, y mirando un bello cielo estrellado, intentando hacer sombra a esa hermosa luna cuarto creciente.
-Baka…soy un baka…
-Dime algo que no sepa.
Se levantó asustado y miro a su alrededor, comenzó a desvanecerse por puro acto de reflejo, pero después de analizar bien la voz escuchada, dejo de hacerlo y frunció el ceño intentando ver al espía.
-Miroku¿venías siguiéndome?-
-No, solo fue le destino que nos encontráramos.
-Sí, aja…¿desde done me vienes siguiendo?-
-Desde la casa de Ahome…picaron
-¡Maldito, me estabas espiando!-
Como si de unos niños se tratasen, se persiguieron el uno al otro, hasta que el "agresor" se detuvo a unas cuantas cuadras de la casa, paralizado.
-¿Ya te cansaste, casanova?-
Tenía los ojos como platos, y en una fracción de segundo sintió una presencia que le hizo estremecer, miro el cielo; estaba en un claro, su "nana" lo podría ver a kilómetros de allí, y entonces, solo una palabra paso por su mente…
-¡Corre!-
Paso junto al otro joven, y dio la vuelta en una esquina, corriendo a todo lo que daban sus piernas, sabía que ya lo tenía en la mira, debía de escapar antes de que lo capturara. Una y otra vez miraba tras de sí, el único que le perseguía era su "primo" pero esa no era suficiente razón como para aminorar el paso; estaba decidido, se detendría sólo hasta estar encerrado en su cuarto bajo unas cobijas y con varios campos de energía a su alrededor.
-¡Detente Inuyasha¿¡De que kuzo escapas!?-gritaba intentando alcanzarlo.
-¡Cállate y corre!-gritaba mirando hacia atrás.
A lo lejos pudo divisar la casa, volteó al cielo por última vez, y entonces a lo lejos pudo distinguir una figura; aumento el paso, entro a la mansión a toda velocidad, ni un saludo a Kaede, ni a la Señora Mizuo (La madre de Miroku) y sólo se escucho el sonido de su puerta al cerrarse muy bruscamente.
-¿Qué demonios?-murmuraba la anciana.
-¿Por qué Inuyasha venia tan apurado, mamá?-
-No lo sé.
-Maldito Inuyasha…por que….me dejaste…atrás-decía Miroku entrando y dejándose caer de rodillas.
-Miroku¿Por qué venia tan apurado, Inu-chan?-
-No lo sé, de repente se detuvo, miro el cielo y salió corriendo despavorido.
-Sesshomaru…-murmuro la anciana, sin darse cuenta que acababa de decirlo en voz alta.
-¿Quién mamá?-
-No, nada hija, solo pensaba en voz alta, iré a ver que le pasa
-Esta bien
Madre e hijo se miraron, algo escondían esos dos, y debían de saberlo pronto.
-Iré a mi cuarto madre, permiso
-Propio…
-Ya abre esa puerta…
Kaede estaba parada fuera de la habitación del chico, que estaba renuente a abrir, no hasta que sintiera que el peligro había desaparecido y eso podría tardar varias horas.